Por Alen Mattich
The Wall Street Journal Americas
Las cesaciones de pagos parecen, en algunas ocasiones, una manera fácil para que un país vuelva a la senda del crecimiento.
Forzado a la austeridad para pagar deudas imposiblemente grandes sólo para sufrir una espiral descendente de menor crecimiento, déficits más altos y finalmente crecientes cargas de deudas, recurrir a un borrón y cuenta nueva es una gran tentación.
Pero como muestra Argentina, la cesación de pagos no significa cortar con el pasado de un solo paso y sin arrepentimientos. Incluso cuando la mayoría de los inversionistas deciden perdonar y olvidar.
Argentina es relevante debido a que, en general, ha sido considerada un contraejemplo para Grecia: se dijo que su cesación de pagos a finales de 2001 había desencadenado un retorno hacia un crecimiento saludable sólo unos pocos años después. Entre finales de 1998, cuando los problemas económicos comenzaron a presionar la economía argentina hacia una contracción, y 2003, cuando comenzó a crecer nuevamente, el producto interno bruto nacional se redujo más de 18%.
Pero los efectos de la cesación de pagos y la decisión del país de despegarse del dólar ya habían comenzado a tener resultado y, hacia mediados de 2005, el PIB nacional superaba los máximos de 1998.
Una combinación de cesación de pagos y crecimiento redujo la deuda nacional de Argentina desde 165% del PIB en 2002 a menos de 60% apenas cinco años después.
Grecia podría hacer lo mismo, sólo si cayera en cesación de pagos y dejara el euro.
Ciertamente, existen fuertes paralelos entre ambos países. En todo caso, las circunstancias de Grecia parecen incluso peores.
Desde su máximo de 2008, el PIB de Grecia se habrá contraído 22% cuando toque fondo en 2014, según cálculos del Fondo Monetario Internacional, y el país heleno habrá sufrido seis años de retracción, frente a los cuatro de Argentina. El desempleo en Grecia, cercano a 25%, ya supera el máximo de Argentina de menos de 23%. En tanto, se espera que la deuda griega alcance 190% del PIB.
Incluso con los rescates de la Unión Europea, el Banco Central Europeo y el FMI, es difícil imaginar cómo lidiará Grecia con su economía hasta que ésta mejore. Muchos economistas creen que aún existen grandes posibilidades de que Grecia caiga en una cesación de pagos y deje el euro en algún momento del próximo año.
Pero si lo hace, no será fácil.
Por un lado, dejaría a Grecia sin fuentes de financiamiento externas. En la medida en que el gobierno aún presente un déficit primario (lo cual es decir que aún necesita endeudarse para cubrir los costos de gastos sin intereses) habría aún una mayor austeridad. El sector corporativo griego también sufriría problemas financieros, lo que ejercería una mayor presión sobre el crecimiento y provocaría aún más problemas para el déficit del gobierno. Un cambio hacia una nueva moneda dispararía una inflación muy seria; la tasa de inflación anualizada de Argentina fue de más de 25% tras la cesación de pagos y la devaluación.
Y ahí no termina todo. Las últimas dificultades de Argentina en la justicia estadounidense muestran que las ramificaciones legales de una cesación de pagos pueden prolongarse más de una década, dejando entre tanto la economía en la incertidumbre.
Pero tal vez lo peor es que hace que los gobiernos dependan de una cesación de pagos moderada como una manera fácil de salir de circunstancias difíciles; una cesación de pagos moderada es la que se perpetra contra sus ahorristas locales a través de la inflación.
Aunque el gobierno de Argentina insiste, so pena de multar a aquellos que dicen lo contrario, que la tasa de inflación del país se ubica por debajo de 10%, que ha permanecido en torno a 10% por años y que seguirá apenas por debajo de 10%, los economistas han estimado una tasa de inflación de entre 20% y 25%. Un sondeo muestra que los argentinos esperan tasas de inflación de 30% o más.
Esas tasas son perniciosas, hacen que la economía se desempeñe por debajo de su potencial y finalmente llevan a nuevas cesaciones de pagos y crisis económicas.
Si la austeridad está paralizando la economía griega en el corto plazo, la cesación de pagos y la devaluación posiblemente la destruyan en el más largo plazo.