Por Juan Carlos de Pablo
Alarma la frecuencia con la cual, cuando se analizan las erogaciones públicas, se habla de gastos y de pagos como si fueran sinónimos. De la misma manera que algunos piensan que la disminución de la cantidad de dólares por operación, que el Banco Central está dispuesto a vender en el segmento oficial del mercado de cambios, reducirá el valor de las importaciones.
Al respecto conversé con Paul Einzig (1897-1973), nacido en Transilvania, región que entonces formaba parte del imperio austrohúngaro. Lo entrevisté porque buena parte de su voluminosa labor escrita -es autor de más de 50 libros- fue dedicada a analizar el mercado de cambios. En particular, destaco Una teoría dinámica del tipo de cambio futuro , publicado en 1961; su monumental Historia del mercado cambiario , cuya primera edición vio la luz en 1962, y Adelantos y atrasos. La principal causa de la devaluación , publicado en 1968.
-A la luz de lo que ocurre hoy en la Argentina me interesa particularmente esta última obra suya. ¿Cuál es su tesis?
-En ausencia de restricciones, tanto del lado de las importaciones como del de las exportaciones, el momento en el cual se realiza el movimiento físico de las mercaderías no siempre coincide con aquel en el cual se adquieren las divisas para pagar las compras realizadas en el exterior, o se las liquida como consecuencia de las ventas realizadas en el resto del mundo. Y no siempre coincide porque, en función de lo que se espera que ocurra con el tipo de cambio a lo largo del tiempo, tanto las compras como las ventas de divisas se pueden adelantar o atrasar.
-¿Por qué puede ser importante su tesis?
-Porque la mera expectativa de una modificación del tipo de cambio, en la medida en que, por ejemplo, adelanta la compra de divisas para importar, y atrasa la liquidación de divisas para exportar, puede precipitar una modificación del tipo de cambio. Aclaro que esto no sirve para entender lo que ocurre hoy en la Argentina, porque la operatoria cambiaria comercial está llena de restricciones.
-El Banco Central trata de disminuir el valor de las importaciones, al reducir el límite de cada operación de compra de divisas. ¿Funcionará?
-En principio, equivale a que menos autos pasen por una autopista, si se clausura uno de los dos carriles, o que menos agua pase por la manguera si se la comprime con los dedos. Lo primero que cabe esperar es que se forme una cola cada vez más larga en el primer caso, o se acumule agua en el origen en el segundo. ¿Dejarían algunos de viajar a Mar del Plata, en un fin de semana largo, si se supiera que la ruta 2 estará parcialmente cortada por un piquete; o se trasladarán utilizando rutas o medios alternativos de transporte? Sólo cuando estas últimas cosas ocurren podemos hablar de reducir el valor de las importaciones aumentando los trámites necesarios para conseguir las divisas necesarias para pagarlas.
-Algo parecido ocurre en el plano fiscal.
-Efectivamente, cualquier discípulo de Luca Pacioli, el franciscano que a fines del siglo XV inventó la partida doble, conoce la diferencia entre devengado y percibido. El trabajador devenga su salario a lo largo del período, y lo percibe una vez por quincena o por mes. En el caso del sector público es muy diferente postergar algunos pagos que controlar los gastos. Esto último ocurrirá cuando las tarifas públicas vuelvan a tener relación con los costos, lo primero sucederá cuando la AFIP reintegre en junio de un año lo que debería haber reintegrado en marzo de dicho año.
-¿Durante cuánto tiempo se puede maquillar la realidad a través de estas operaciones de "contabilidad creativa"?
-Depende, probablemente no mucho. Pero para contar con buenos diagnósticos, tanto los adelantos como los atrasos, en el mercado cambiario o en las finanzas públicas, deben tenerse muy en cuenta. Quien frente a una situación transitoria actúa como si fuera una situación permanente no intenta ninguna acción correctiva (¿por qué habría de hacerlo?) y termina complicado cuando la realidad se le vuelve en contra.
-Don Paul, muchas gracias.