Nicolás Maduro es un hombre de muchas facetas, lo cual sería algo positivo si fuera un buen Presidente, pero vamos, Nicolás no es un buen presidente; de hecho, puede ser el peor de nuestra historia, que ya es mucho decir. Hemos visto al heredero del gigante, del supremo, en su faceta de profesor de geografía al referirse a La Guaira como un estado y al decir: "Pueden marchar lo que quieran por Altamira, pero a Caracas no van a entrar". También de profesor de matemáticas: "Aquí hay una mitad mayoritaria y una mitad minoritaria", y siguiendo en esa tónica, de profesor de castellano: "Aquí hay millones y millonas".
Nicolás también tiene una faceta médica: "A Chávez le inocularon el cáncer" y "revísame el corazón con el telescopio"; una cara homofóbica: "Esos ma#$%/&*!¡ de Primero Justicia"; una faceta poco conocida en la que habla de religión y hechos bíblicos: "Así como Cristo multiplicó los penes"; y una espiritual: "El presidente Chávez se me apareció como un pajarito y me bendijo". Nicolás es como un hombre del renacimiento, si el renacimiento hubiera dado más risa que arte.
Yo, además de al periodismo, me dedico a la comedia, presentando mi rutina de stand-up en algunos locales de Caracas y otras ciudades, y estoy seguro de que si Nicolás Maduro se dedicara al humorismo, me dejaría sin trabajo a mí y a todos los demás exponentes de la comedia nacional. El Presidente es muy ocurrente y esas ocurrencias lo harían millonario si hiciera monólogos y cobrara entradas.
Por favor, señor Presidente obrero y primer Presidente chavista de la historia, ya es suficiente con que nos lleve a la ruina y destruya la política nacional, déjenos a los comediantes la chamba, porque encontrar chamba en estos tiempos está bien fregado.