Por Guillermo Arosemena Arosemena
Los más grandes historiadores del siglo XX, Fernand Braudel, Carlos Cipolla y Will Durant, coinciden en que en los últimos 6.000 años siempre un reino o país ha tenido supremacía económica, política y militar sobre los demás. Estos imperios no alcanzaron el poder por suerte, sino que sus sociedades eran muy avanzadas, sus gobernantes visionarios, sabían a dónde querían llegar y usaron el ingenio para la innovación.
Inglaterra no se convirtió de la noche a la mañana en el país más poderoso del mundo en el siglo XIX. La reina Isabel I 200 años atrás trazó el camino. Una de sus célebres frases fue "Para ser políticamente poderosos, primero debemos ser económicamente poderosos". La mayoría de los gobernantes latinoamericanos no leyeron las transformaciones de Isabel I y se dedicaron a culpar al primer mundo por sus males. La supremacía económica conllevó a los imperios a asumir responsabilidades; una de ellas, ser la policía del mundo.
En los últimos cien años, Estados Unidos, la democracia más antigua del mundo, sin ser imperio, a lo sumo imperio de la mente, alcanzó la supremacía económica, política y militar y posiblemente la mantendrá hasta fines de este siglo. Esa nación tuvo que ser policía del mundo en la Segunda Guerra Mundial para terminar con las atrocidades del nazismo. ¿Qué hubiera sido del mundo si Hitler triunfaba? Seguramente habría exterminado a todos los judíos, enfermos mentales, enfermos incurables y los niños hubiesen continuado siendo ratones de laboratorio con médicos psicópatas como Mengele.
Entre 1992 y 2011, Estados Unidos se involucró en guerras en Irak y Afganistán. Cuando Obama fue electo, se propuso que otra nación asuma la responsabilidad de ser policía del mundo. En el bombardeo a Libia, Inglaterra y Francia fueron los "policías".
Ahora hay un nuevo conflicto, el de Siria. La amenaza del bombardeo ha servido para que Rusia presione a Siria a entregar todas las armas químicas. El presidente de Siria hace cinco días en un diálogo con Charlie Rose, prestigioso entrevistador estadounidense, negó tenerlas. Ahora admite que sí. Habrá nuevos episodios y críticas a Obama.