Por Alberto Benegas Lynch (h)
Diario de América
Nos estamos refiriendo a la carrera electoral y no a la ciencia política tal como lo manifiesta José Nicolás Matienzo en su tratado de derecho constitucional. Este es el sentido del pensamiento de Hannah Arendt cuando escribe que “Nadie ha puesto en duda que la verdad y la política están más bien en malos términos y nadie, que yo sepa, ha contado a la veracidad entre las virtudes políticas”. Incluso el común de los mortales tiende a justificar las mentiras de los políticos cuando se resigna y exclama “y bueno, es político”. No hay ciudad en la que no aparezcan grandes carteles de políticos en campaña afirmando entre amplias sonrisas que ahora todo será distinto, que esta vez “habrá justicia y seguridad y se eliminará la corrupción”. Esto me recuerda una frase que invito a los lectores a que conjeturen quien puede ser el autor antes de que revele el nombre correspondiente: “Donde no se obedece la ley, la corrupción es la única ley. La corrupción está minando este país. La virtud, el honor y la ley se han esfumado de nuestras vidas”. ¿De quien es esto, dicho y escrito en letras de molde? Pues nada menos que de Al Capone en entrevista publicada en la revista Liberty el 17 de octubre de 1931, lo cual pone al descubierto cierto paralelo con lo que venimos diciendo.