
Por Víctor Becerra
Wikikeando
Prácticamente desde el inicio de su gobierno y con poquísimas excepciones, las izquierdas latinoamericanas idolatraron a Hugo Chávez y sus ideas del Socialismo del Siglo XXI. Su desbocada gestión, entre insultos a EE.UU., masivas expropiaciones y la creación de un eje “anti-imperialista” latinoamericano, junto con el trabajo de lobby que la dictadura cubana hizo a favor del chavismo, a cambio de petróleo, acrecentó aún más la admiración. Al hacerlo, esas izquierdas deshonraron su pasado y su tradición: Muchos, la mayoría de sus dirigentes vivieron las dictaduras latinoamericanas de los 70 y 80’s perseguidos, presos, exiliados, con familiares y amigos desaparecidos, habiendo sido víctimas de represión sistemática. Sólo lograron su reinserción política y su rehabilitación histórica de la mano del discurso de la democracia liberal, promovido desde Washington y con la activa participación de la OEA y su Comisión Interamericana de Derechos Humanos, cuyo gran aporte fue la idea de que las personas tienen derechos humanos fundamentales, de jurisdicción universal, y que esos derechos están protegidos sólo si el uso del poder público está dividido y limitado por normas jurídicas estables.