Por Hugo Francisco Bauza
Las tragedias de Sófocles ponen al desnudo la inseguridad radical del hombre, su ceguera, su irremediable fragilidad: celos, odios, fanatismos o una sed insaciable de poder lo llevan sin remedio a situaciones límite. En sus obras, la fuerza implacable del Destino guía los pasos del hombre sin que éste lo advierta, como le sucedió al malhadado Edipo. A esas circunstancias cabe añadir lo que David Owen, autor del notable En el poder y en la enfermedad, caracteriza como síndrome de hýbris, la antigua "soberbia" destacada por los clásicos griegos, que hostiga en especial a quienes detentan el poder.