Por María Dolores Arias
A oscuras o con luz es el aparente dilema que enfrentan desde hace varias semanas los pobladores de Tiquisate, Escuintla, debido a los problemas con el suministro de energía eléctrica. Durante estas semanas se han quejado de constantes cortes de luz, cobros elevados y pérdidas económicas que han sufrido como consecuencia; además de la falta de respuesta y solución por parte de la empresa proveedora de este servicio (Energuate).
Por otro lado, los funcionarios de la empresa proveedora de este servicio argumentan que las fallas en el suministro de energía eléctrica se deben a las “conexiones no autorizadas” que colapsan el sistema en horas de consumo pico (6 a 9pm), por lo que ya presentaron denuncias y han solicitado a los vecinos y a las autoridades hacer un recorrido por el lugar para detectar y cortar estas conexiones.
El problema se agrava ya que con la excusa de esta situación, “algunos” pobladores decidieron incendiar las instalaciones de la empresa como medida de presión para obtener soluciones. Es curioso el hecho de que estas personas saquearan y se llevaran computadoras, mobiliario y demás antes de incendiar las oficinas, entonces ¿no era tan grande el enojo que decidieron convenientemente llevarse lo que pudieron antes de prenderle fuego al lugar? ¿el objetivo era “castigar” a la empresa?¿ O saquear y robar usando como excusa la exigencia de un mejor servicio?
En este tema hay varios aspectos a tomar en cuenta, el primero son los clientes que exigen un mejor servicio; es decir que se cumpla el contrato establecido entre proveedor y usuario. En caso de incumplimiento, que la autoridad cumpla su función de impartir justicia y compensar al cliente afectado por el mal servicio recibido.
El segundo es la empresa que solicita el respeto a la propiedad privada, ya que esas “conexiones no autorizadas” son un robo y como tal deben ser juzgadas por las autoridades. El hecho que no se atrevan a llamarlo por su nombre, no le quita el verdadero significado a esta acción. Sólo piense si usted podría trabajar cuando todos los días le roban la mercadería, por consiguiente no puede cumplirle a sus clientes y algunos de estos últimos deciden quemarle las oficinas por su incumplimiento. Esto, a largo plazo es insostenible.
El tercer aspecto a analizar son los pobladores que decidieron robar la energía ya sea conectándose directamente o por medio de alguna “asociación ¿ilícita?” que les ofreció energía “más barata”. También están quienes roban la energía y la ofrecen. Recuerde que: “ tanto peca el que mata a la vaca como el que le agarra la pata”. Sin olvidar también a quienes saquearon e incendiaron las oficinas de esta empresa.
El común denominador en este problema es que el gobierno no brinda seguridad ni imparte justicia. La raíz de muchos conflictos en nuestro país es precisamente la ausencia de certeza de castigo; es decir, la falta de una justicia pronta y eficaz, en pocas palabras “el que la hace, la paga”.
El gobierno en este caso ha fallado, rotunda y completamente, al no proteger la propiedad privada de la empresa, actuando más lento que una tortuga en investigar, capturar y enjuiciar a los responsables de estos robos y ahora a los responsables del saqueo e incendio de sus instalaciones. Ha fracasado al no impartir una pronta justicia en el caso de los clientes descontentos con el servicio, cobros y perjuicios económicos que han sufrido por el servicio de esta empresa.
Mientras el gobierno continúe dejando en último lugar la función de dar seguridad e impartir justicia, continuaremos a oscuras viendo lejana la luz del desarrollo.
