Por Enrique Fernández García
Caido del Tiempo
Existe la más grande diferencia entre presumir que una opinión es verdadera, porque oportunamente no ha sido refutada, y suponer que es verdadera a fin de no permitir su refutación.
John Stuart Mill
La comunicación entre los hombres puede provocar aburrimiento, fastidio, violencia, pero igualmente beneficios, incluso de carácter intelectual. Ese contacto con el prójimo haría posible nuestro engrandecimiento, notando equivocaciones e incitando a su rectificación. Es cierto que, conforme a lo explicado por Humberto Giannini, las personas pueden conversar, dialogar y discutir; sin embargo, al perseguir la verdad junto con un saludable afán competitivo, el valor del debate resulta extraordinario. Ocurre que, cuando es consumada por sujetos que no están subyugados por dogmas ni son tributarios del fanatismo, la lucha de ideas se vuelve fundamental para mejorar su convivencia. Esas disputas del pensamiento permiten que las normas sociales no contemplen ninguna intangibilidad, desafiando a quienes defienden su vigencia. En definitiva, nada más razonable que respaldar esos combates, cuya intensidad jamás se pagará con hechos sanguinarios.