Por Maxwell Murphy y Emily Chasan
En momentos en que muchas multinacionales se disponen a cerrar sus cuentas del tercer trimestre en las semanas venideras, sus directores de finanzas hacen frente a una cruda realidad: los resultados más flojos de sus operaciones en Brasil en la última década.
El fabricante de equipos médicos Medtronic PLC está más preocupado del deterioro político y económico en Brasil, la octava economía del mundo, que de la desaceleración en China, mientras que el fabricante de químicos FMC Corp. reduce “agresivamente” sus operaciones brasileñas.
El fabricante alemán de autopartes Continental AG señala que la caída en las ventas de automóviles, los onerosos pagos de impuestos y los crecientes obstáculos regulatorios dificultan sus negocios en una región que es demasiado grande para dejar de lado.
“Reconocemos que el costo de hacer negocios en Brasil seguirá elevado probablemente más allá de la temporada 2015/2016”, dijo Paul Gravestold, director general de finanzas de FMC en una conferencia con inversionistas realizada este mes.
La deuda soberana de Brasil, que durante siete años fue considerada lo suficientemente segura para ameritar la calificación de grado de inversión, fue rebajada a la categoría de especulativa o chatarra por Standard & Poor’s. El real alcanzó el martes su nivel más bajo frente al dólar desde su lanzamiento en 1994. La divisa brasileña cerró en 4,045 frente a la moneda estadounidense. La economía está en recesión y la inflación es alta.
En muchos casos, eso significa que el dinero que las multinacionales invirtieron en el que hasta hace unos años fue uno de los mercados emergentes predilectos no está dando frutos. La presión en todos los frentes hace que las empresas comiencen a replantearse sus prioridades. “Si una cantidad suficiente de brasileños recuerda la hiperinflación” de los años 80 y comienzos de los 90, y “quieren volver [a la inflación]” determinará, en última instancia, la reacción del gobierno a la crisis económica, dijo Daniel Blumen, socio fundador de la consultora Treasury Alliance Group LLC.
El presupuesto brasileño para 2016, presentado este mes y que debe ser aprobado por el Congreso, contempla la restauración de un polémico impuesto sobre las transacciones financieras. El objetivo es ayudar a cerrar el déficit fiscal al imponer un gravamen de 0,2% sobre operaciones cambiarias y transferencias de fondos.
Se prevé que el impuesto recaude US$8.400 millones al año como parte de un paquete que elimina los incentivos tributarios a las empresas. El ministro brasileño de Hacienda, Joaquim Levy, aseguró que es una medida temporal que no se prolongará por más de cuatro años.
FMC indicó que reducirá sus ingresos provenientes de Brasil al desprenderse de los clientes menos rentables y está inmersa en un plan de recortes de costos. La empresa ha profundizado sus esfuerzos para recolectar el dinero que se le adeuda, especialmente en reales, y ha reducido las cuentas por cobrar en reales a un tercio del total. Los fondos recolectados en los primeros ocho meses del año equivalen a 150% de las ventas.
La atención de la mayoría de las multinacionales está fijada en China, pero los problemas de Brasil pueden generar preocupaciones iguales o incluso mayores. “Si hay un país sobre el cual estoy preocupado no es China, sino Brasil”, reconoció Gary Ellis, director general de finanzas de Medtronic.
Más de un quinto de las empresas que componen el índice S&P 500 mencionaron el desempeño de Brasil en sus conferencias con los analistas al reportar sus resultados trimestrales. Brasil, por ejemplo, es el mayor mercado del fabricante de cosméticos Avon Products Inc. y representó cerca de US$1.900 millones de la facturación de la compañía en 2014, casi el doble que sus ventas en EE.UU. Brasil es el segundo mercado por volumen del fabricante de pinturas Sherwin Williams Co.
Aparte de la crisis económica, un escándalo de corrupción en torno de la petrolera Petróleo Brasileiro SA, Petrobras, ha hecho que el gobierno y los bancos sigan con atención las fugas de capitales.
Sherwin-Williams considera que “el escándalo de Petrobras se prolongará por mucho tiempo en todo el país”, señaló Sean Hennessy, director general de finanzas de la empresa. El ejecutivo añadió que estos problemas repercuten en las operaciones asiáticas de Sherwin-Williams puesto que Petrobras utiliza revestimientos de la compañía en algunos de sus productos.
En el caso de ciertas empresas, no es fácil trasladar sus ganancias brasileñas a otros países. “Ya no se puede sacar el dinero de Brasil”, lamenta Wolfgang Schäfer, director general de finanzas de Continental. Las empresas tienen que pagar impuestos sobre el dinero que giran al exterior, indicó, y los bancos y entes reguladores exigen una gran cantidad de documentación para justificar la salida de los fondos.
Pese a los obstáculos, Brasil, al igual que China, ofrece grandes oportunidades de crecimiento y muchas multinacionales prefieren quedarse. “Es un mercado que está produciendo alrededor de tres millones de autos (al año) en estos momentos”, dijo Schäfer. “Tenemos que estar presentes. No es que invirtamos menos en Brasil, pero hacer negocios se complica”.
No todas las multinacionales acusan los golpes de Brasil. Prudential Financial Inc. informó que, al margen de Japón, el alza de US$14 millones en sus ventas de pólizas de seguros de vida en el segundo trimestre, frente a igual lapso del año anterior, provino principalmente de Brasil.
La compañía de salud animal Zoetis Inc., mientras tanto, dijo que su negocio dedicado al ganado brasileño fue robusto en el segundo trimestre.
Empresas en aprietos como Avon no tienen más alternativa que quedarse. James Scully, el director general de finanzas de Avon, dijo en una conferencia con analistas en julio que los ingresos de Brasil en el segundo trimestre, antes de los efectos cambiarios, cayeron 6% frente al mismo período del año pasado. Brasil aumentó en junio los impuestos sobre los cosméticos, lo que explica dos tercios del declive.
Brasil es reconocido como uno de los países con uno de los códigos tributarios más estrictos. El Banco Mundial calcula que las empresas deben dedicar 2.600 horas al año a cumplir con todos los requisitos impositivos. En el caso de China, la cifra llega a 261 horas y en el de EE.UU. y el promedio de las grandes economías desarrolladas a 175 horas. En un estudio de competitividad elaborado por el Foro Económico Mundial, Brasil ocupa el puesto 139 de un total de 143 países por la efectividad de sus políticas tributarias a la hora de incentivar la inversión.
“Brasil es un caso complicado ahora”, dijo una portavoz de Avon, “pero tenemos un compromiso de largo plazo”. Avon, añadió, que ofrecerá un desglose detallado de sus resultados en Brasil en su próximo informe de ganancias trimestrales.