Por Andrés Oppenheimer
El gobierno del presidente Obama, el papa Francisco, el Secretario General de las Naciones Unidas Ban Ki Moon y los presidentes de Colombia, Cuba, Venezuela y muchos otros países aplaudieron con entusiasmo el acuerdo preliminar de Colombia con la guerrilla de las FARC para poner fin al conflicto armado de cinco décadas que ha causado más de 220,000 muertes en ese país. Pero puede que estén celebrando prematuramente.
En primer lugar, el acuerdo preliminar se puede estancar en el Congreso de Colombia. Los legisladores de la oposición dicen que el acuerdo actual, que establece un plazo de seis meses para un acuerdo final, necesitaría una reforma constitucional, entre otras cosas porque la actual constitución no permite que personas acusadas de crímenes de lesa humanidad puedan postularse a cargos públicos.
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