Por María Dolores Arias
El domingo pasado fueron las elecciones generales en Guatemala, fue un domingo diferente a todos los demás y diferente aún entre los domingos electorales pasados. Este día se debió elegir al binomio presidencial, 158 diputados al Congreso, 338 alcaldes y 20 diputados al Parlamento Centroamericano –Parlacen-.
Las elecciones transcurrieron en relativa calma, hubo algunos incidentes localizados y fueron presentadas las denuncias. La participación de los votantes fue la mayor en la llamada era democrática, con mucho pesar para quienes proponían que se aplazaran las mismas, hubo incluso centros de votación donde las personas hicieron fila esperando se abrieran a las siete de la mañana para poder votar.
La transmisión de datos fue rápida y para media noche ya se tenían registradas más de la mitad de las juntas receptoras de votos –JRV-. Para algunos la sorpresa fue el primer lugar del candidato Jimmy Morales, nuevo en las lides políticas pero conocido en casi todo el país por su programa televisivo de comedia. La ventaja de éste sobre Manuel Baldizón de Líder y Sandra Torres de la UNE es tal que no hay duda que pasará a segunda vuelta.
La incógnita ahora, es quién será su contrincante ya que hasta el momento de escribir este artículo sólo había menos del 0.1% de diferencia a favor de Torres con poco más 400 JRV pendientes de registrar. Esto demuestra la importancia de recabar toda la información necesaria que permita establecer el segundo lugar, ya que se presta a muchas suspicacias e impugnaciones que deberán resolverse con rapidez y contundencia.
Más allá de los datos podemos observar lo siguiente: por primera vez hay una diferencia mínima entre el segundo y el tercer lugar, por primera vez un novato en las lides políticas gana la primera vuelta, por primera vez se demostró que dejó de ser una tradición el “ya le toca” en las elecciones presidenciales, por primera vez no hay bancada mayoritaria en el Congreso del partido del candidato que gana la primera vuelta.
Por primera vez se demostró que los ciudadanos son los mandantes y que ya están cansados de la clase política que se ha mantenido en el poder. Por primera vez pudo más el rechazo en las calles y en las redes sociales hacia estos estos politiqueros que los millones invertidos en promover o en mejorar su imagen.
Se ha avanzado mucho en la participación ciudadana, ahora no sólo fueron a votar sino que además estuvieron atentos a reportar acarreos, compra de votos y situaciones que consideraron anómalas. Muchos se tomaron el tiempo de meditar su voto, platicar con su familia y decidir en consecuencia. Algunos más llevaron alimentos a los elementos de la Policía Nacional Civil –PNC- que resguardaban los centros de votación y sus alrededores, debido a la noticia que circuló acerca de la falta de viáticos para los agentes.
Otros más participaron directamente en la ejecución de las elecciones como miembros en las Juntas electorales y en las JRV, ellos decidieron invertir su tiempo –en muchos casos desde la 4 de la mañana ese día- para asegurar un proceso no sólo transparente sino histórico.
Todos los que participamos en este proceso e hicimos nuestra parte responsable y honestamente somos parte de estos héroes que cambiamos la historia de Guatemala. Ahora es turno de los polítiqueros entender que estos héroes ya no estamos dispuestos a ceder nuestra libertad ni nuestro poder de mandantes. Que esto apenas empieza.
La participación consciente de cada vez un número mayor de ciudadanos me hace ser optimista, aun cuando sé que falta mucho por hacer en el área rural. Sé que mientras no exista una mayor creación de riqueza en estos lugares siempre habrá politiquillos que se aprovechen de esto para coaccionar el voto. Es por eso que debemos cambiar el sistema benefactor-mercantilista por una República donde podamos convivir y desarrollarnos en paz.
Aún falta mucho por hacer pero soy optimista al escuchar historias de héroes tales como “En Belén Zona 1, un adulto de 93 años tardó 45 min en llegar a su mesa y después de votar dijo ‘nos vemos en 4 años’”