Por Andrés Oppenheimer
Si el mandatario mexicano Enrique Peña Nieto se reúne alguna vez con el presidente Trump en la Casa Blanca, debería mostrarle dos nuevos estudios que confirman que la promesa del presidente estadounidense de “volver a hacer a América grande” trayendo empleos manufactureros de México es una alucinación nacionalista-populista.
Si estos empleos vuelven a Estados Unidos, lo que es muy improbable, serán substituidos por robots.
En su primer día en la Casa Blanca, Trump firmó una orden ejecutiva para renegociar el tratado de libre comercio del TLCAN con México y Canadá y aniquilar el acuerdo comercial de la Asociación Transpacífica entre Estados Unidos y otras 11 naciones, incluyendo a Japón, México, Perú y Chile.
“Recobraremos nuestros trabajos”, dijo Trump en su discurso inaugural del 20 de enero, prometiendo “reconstruir a nuestro país con mano de obra estadounidense”.
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