Por Federico N. Fernández
La Nación publica hoy una nota sobre la “odisea” que puede resultar comprar ropa para personas que necesitan talles grandes.
Cuentan el caso de una modelo plus size, Brenda Mato, que en febrero pasado salió a comprar ropa a su shopping habitual y no pudo encontrar ninguna prenda que le quedara bien. El resultado, como protesta, se sacó una foto con lo que pudo conseguir en el shopping ese día. Se sacó una foto con nada.
En la misma nota, Monique Thiteux Altschul, directora de la asociación Mujeres en Igualdad (MEI), explica el devastador impacto que tiene la falta de talles para chicos adolescentes:
"Salen a comprar ropa porque tienen una fiesta, por ejemplo, y a muchos les puede ocurrir dos cosas: no consiguen nada que les ‘entre’ y regresan a sus casas deprimidos, discriminados; o se compran un talle que les queda chico y dejan de comer por varios días con la ilusión de adaptar sus cuerpos a la prenda".
Tanto Thiteux Altschul como Mato militan en favor de una “Ley Nacional de Talles”. Y, por su parte, la diputada Victoria Donda ha presentado un proyecto en el Congreso Nacional para que se apruebe tal iniciativa.
Pero la verdad que todo esto, salvo el Instagram de Brenda, es todo muy siglo XIX.
Parece que las chicas no están informadas que este problema ya ha sido resuelto por la sociedad civil a través de las herramientas de mercado.
Por supuesto me van a decir, “¿pero cómo, si voy al shopping y no hay nada que me entre?”.
Bueno, eso pasa porque la Argentina es un país adonde la “industria nacional” está ultra protegida. Justamente, el mercado, en Argentina, no funciona nada bien.
Dejar pasar
La solución óptima para el problema de la falta de talles es la de abrir la importación y permitir la competencia en el sector textil.
Pensemos por un instante.
Hay muchos motivos por los cuales una marca de ropa produzca sólo un talle, o pocos tales. Puede ser por un tema de escala del negocio hasta por el posicionamiento que le quieren dar a la marca. Sea cual sea, están en todo su derecho de producir cómo y lo qué les de la gana.
Ahora bien, de la misma manera que los productores pueden hacer sus cosas cómo más les guste, nosotros, los consumidores, deberíamos tener la mayor libertad posible de elección.
El gran problema de Argentina es que en el sector textil, como en muchos otros, el productor no está al servicio del consumidor. Hay tantas regulaciones, tantos aranceles, tantas trabas que el productor termina “cazando en el zoológico”. En lugar de obtener ganancias siendo eficiente y dejando contento a su comprador, lo puede hacer cobrando precios exorbitantes y ofreciendo productos medio pelo.
Que la ropa en Argentina sea más cara que en Chile, Estados Unidos o Alemania y que no se puedan conseguir talles variados tienen la misma causa: la falta de competencia.
Pero hay una excelente noticia: el mercado ya solucionó este problema. Sólo basta con recorrer las webs de Macy’s o Amazon para inmediatamente darse cuenta de dos cosas. La primera, los precios de casi todo son muchísimo más baratos. La segunda, ambas compañías tienen líneas “Plus Size” (talles grandes) con toda la ropa que se pueda ocurrir. A propósito, también tienen líneas de ropa “petite” para mujeres chiquititas.
A su vez, creo que todos estamos de acuerdo con que el raquitismo de la industria textil argentina no sólo tiene que ver con los talles. La oferta de ropa en el país es más bien escasa. Pocas prendas y mínimas opciones son la norma. En Macy’s la cosa es exactamente al revés. A veces comprar es “difícil” porque hay tantas variantes que lleva un tiempo encontrar algo en medio de tanta abundancia.
Y por si fuera poco, los talles regulares en los Estados Unidos son mucho más grandes que los de Argentina. Por tanto, si sos “L” en Argentina, allá es muy probable que te entre un “M” o incluso un “S”.
Esto se debe a que, por un lado, en los EUA la gente es de una contextura más grande y, por el otro, al “vanity sizing” por el cual muchas marcas etiquetan en un talle más pequeño del que en realidad es.
Es increíble darse cuenta que precios bajos, oferta exorbitante, colecciones plus size y talles que te levantan un poquito la autoestima se deben exclusivamente a empresarios que tratan de servir a sus clientes en un ambiente competitivo.
¿Necesitamos entonces una ley de talles de Victoria Donda? Para nada. No se trata de legislar, sino de comerciar. Dame apertura total de las importaciones y del comercio electrónico. Con eso, la falta de talles grandes se soluciona con un click en Amazon. Dejemos que pasen los bienes y el problema de los talles grandes se arregla inmediatamente.
Las opiniones vertidas en este post son a título personal y no reflejan necesariamente la visión de las instituciones a las que pertenezco.
Fuente: La Opinión Incómoda
El autor es senior fellow del Austrian Economics Center (Viena, Austria) y Presidente de la Fundación Internacional Bases (Rosario, Argentina).