Por Adolfo D. Lozano
"Quien antepone la igualdad a la libertad se queda sin libertad y sin igualdad" (Milton Friedman)
¿Cómo resuelves un problema como la desigualdad? Si uno pregunta a casi cualquier político durante las últimas décadas, parece que lo que más apremia a éstos es, si no acabar, sí reducir la desigualdad. Pero el problema, en realidad, ya ha sido resuelto.
Después de estudiar miles de años de historia humana, Walter Scheidel, profesor de Stanford, identificó cuatro formas indiscutibles de reducir la desigualdad: guerra, revolución, colapso estatal y pandemias mortales. Estos "cuatro jinetes", como Scheidel los define en The Great Leveler: Violence and the History of Inequality from the Stone Age to the Twenty-First Century, han demostrado ser mucho más eficaces para invertir la desigualdad que los esfuerzos más pacíficos como mejorar la educación, o choques no violentos, como las crisis financieras.
Incluso comprando el argumento o idea de que la desigualdad no fuera deseable, hay que saber que los tan cacareados enormes niveles de desigualdad de hoy no son algo sin precedentes según el propio Scheidel. La parte de los ingresos que poseen los estadounidenses más ricos ha subido recientemente a los niveles vistos por última vez en 1929. En el Reino Unido, el 10% más rico tenía más del 90% de toda la riqueza privada antes de la Primera Guerra Mundial.
Uno de los métodos más efectivos de igualar materialmente es la guerra de movilización masiva y los ejemplos clásicos son las dos guerras mundiales. Una parte muy grande de la población fue reclutada en servicio militar, mientras que la fuerza de trabajo civil también se movilizó totalmente para la guerra. Se necesitaba un Estado muy fuerte para organizar el esfuerzo bélico y los impuestos subieron a niveles absolutamente confiscatorios para los ricos, 90% en algunos casos, para poder costearlo. A su vez, hay una redistribución masiva a los trabajadores. La revolución destructiva como Lenin o Mao son otros dos contrastados métodos de eliminar la desigualdad material.
¿Y cuál es el último método? Las epidemias masivas como la peste negra o bubónica europea en el siglo XIV. Tony Atkinson en su libro Inequality: What Can Be Done? intentó calibrar el coste de las políticas igualadoras y mostró que a partir de cierto punto intentar ir más allá precisa de medidas tan radicales como las expuestas como Scheidel.
Lo curioso del asunto es que estos autores, especialmente Scheidel, sigan mostrando interés práctico en dicho destruccionismo igualitarista.