
Por Enrique Fernández García
Caido del Tiempo
Porque aunque la facultad de juzgar es un tema filosófico, no es una competencia específicamente filosófica, pues son los discursos de aplicación los que la apuntalan metódicamente.
Otfried Höffe
En el último de sus grandes proyectos, denominado La vida del espíritu, Hannah Arendt reflexiona sobre tres conceptos fundamentales, a saber: pensamiento, voluntad y juicio. En el tercer caso, sus consideraciones asociadas con el acto de juzgar tenían como pieza central las ideas políticas que fueron expuestas por Kant. Es cierto que este filósofo no escribió mucho al respecto; sin embargo, lo hecho por él –por ejemplo, cuando discurre acerca de la paz entre las naciones– fue suficiente para provocarnos en tal ámbito. Así, ese campo en que son tratados los asuntos de orden público se nos presenta como propicio para el ejercicio de la crítica. Porque, si bien la facultad de juzgar podría consentir diversas significaciones, se apela aquí a los cuestionamientos que pueden ser formulados en torno al poder.