11493689_L

Por Leonardo Mindez

Infobae

La profundización de la crisis política venezolana generó en los últimos días una nueva situación rocambolesca que, ante los ojos de quienes no siguen con atención el derrotero hacia el abismo de la nación caribeña, puede resultar algo confusa. El 10 de enero, Nicolás Maduro reasumió como Presidente de la República Bolivariana por un nuevo período de seis años. Su legitimidad emanaba de los insólitos comicios del 20 de mayo de 2018, que la oposición, observadores internacionales y la mayoría de las democracias occidentales no habían reconocido como válidos. En ese contexto, el miércoles 23 de enero, ante una multitud que salió a las calles de Caracas para protestar contra el régimen chavista, el presidente de la Asamblea Nacional, Juan Guaidó, alegó que, estando la Presidencia vacante y siguiendo los procedimientos establecidos por la Constitución venezolana, asumía las responsabilidades del Poder Ejecutivo de manera interina para poder convocar a elecciones libres y restaurar el sistema democrático.