Por Enrique Fernández García
Caido del Tiempo
Quienes se definen por la no relación y consideran que el adversario es la sociedad en su conjunto a través de su aparato institucional no pueden ser actores centrales de la sociedad ni de su historia.
Alain Touraine
Al prologar la segunda edición de su libro El mundo como voluntad y representación, Schopenhauer evidencia gran desconfianza con respecto al destino inmediato del volumen. Indicó entonces que, como todo lo bueno, su trabajo tardaría en ser reconocido. El valor de sus páginas resultaba indiscutible; sin embargo, los hombres con capacidad para apreciar lo bueno y verdadero eran escasos, por lo cual no había esperanzas en cuanto al presente. Había que ilusionarse con lo venidero, pues, así sea a largo plazo, los aciertos serían valorados como corresponde. Mientras tanto, ser excluido de los círculos oficiales, apartado del lugar en donde se consagran las verdades con bendición institucional, incluso resistido sin la menor delicadeza ni motivación, podía entenderse como algo meritorio. La periferia de hoy podría ser el justo centro del mañana.