Por Andrés Oppenheimer
Las políticas antiinmigrantes del presidente Donald Trump están perjudicando a Estados Unidos de muchas formas, pero uno de sus impactos secundarios más negativos —y menos comentado en la prensa— es una gran caída en el número de estudiantes extranjeros en las universidades estadounidenses.
Según datos del Departamento de Estado, el número de visas para nuevos estudiantes extranjeros disminuyó de 677,928 en 2015, el año anterior a la elección de Trump, a 389,579 en 2018. La cifra, parte de los casi 1.1 millón de estudiantes extranjeros en el país, es una disminución del 42% en nuevos matriculados desde que Trump asumió el cargo.
Es una tendencia desastrosa para el futuro de Estados Unidos, por razones que van mucho más allá de los $39,000 millones anuales que los estudiantes extranjeros contribuyen a la economía estadounidense, o de los 455,000 empleos que generan en el país, según la Asociación Nacional de Educadores Internacionales.
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