Por Andrés Oppenheimer
Estados Unidos, la Unión Europea, Brasil, Argentina y Colombia han hecho lo correcto al cuestionar la dudosa victoria electoral del 20 de octubre del presidente autoritario de Bolivia, Evo Morales, y exigir una segunda vuelta. Pero deberían hacer mucho más que eso.
Si quieren evitar otra nueva dictadura represiva en América Latina, deberían declarar a Morales un “presidente ilegítimo” si se proclama presidente en enero de 2020 sin someterse a una segunda vuelta. Eso es exactamente lo que hicieron con el dictador venezolano Nicolás Maduro cuando asumió el cargo en enero después de una elección fraudulenta en 2018.
En una larga entrevista telefónica, el principal candidato opositor de Bolivia y ex presidente Carlos Mesa, que está exigiendo una segunda vuelta, me dijo que el fraude electoral del 20 de octubre en Bolivia es “similar” al del 2018 en Venezuela. Por lo tanto, la reacción de las democracias de todo el mundo debería ser la misma, agregó.
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