Por Andrés Oppenheimer
A pesar de los temores de muchos de que Chile dejará de ser un modelo económico para América Latina tras las violentas protestas que dejaron al menos 24 muertos y terminaron con un acuerdo político para redactar una nueva Constitución, existen razones para ser cautelosamente optimistas sobre el futuro del país.
Es cierto que habrá correcciones importantes, y muy necesarias, a la economía de libre mercado del país. Según el nuevo acuerdo político, habrá un referéndum en abril de 2020 sobre si cambiar la Constitución, que probablemente resultará en reformas sociales que la comunidad empresarial chilena ha resistido durante mucho tiempo.
Hasta ahora, muchos líderes empresariales se habían opuesto a mayores subsidios gubernamentales para la salud, la educación y las jubilaciones. Argumentaban que el sistema chileno era, con mucho, el más exitoso en América Latina, y que cambiarlo sería peligroso.
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