Por Álvaro Vargas Llosa
ABC, Madrid
Un aspecto evidente es de derecha: ha reintroducido distancias castas entre nosotros impidiendo que nos besuqueemos, abracemos o estrechemos la mano. Es, además, furiosamente libertario: nos ha hecho supremamente individualistas, sospechosos de la vida en común, misántropos. Un tercer elemento lo emparenta con la diestra ideológica: ha realzado aun más la tecnología, hija de la innovación y la visión empresarial, en nuestras vidas. Hay un bistró en Washington al que va una pareja los fines de semana; en lugar de conversar, «chatean» entre ellos durante la cena. Esa pareja prefiguraba, sin saberlo, el mundo del virus, el de la comunicación muda. Cuarta característica: el virus odia la migración, como la derecha (con excepciones). Cerrar una frontera para humanos da un placer orgásmico a cierta derecha. Quinta característica de derecha: los encierros domésticos quizá disparen la tasa de natalidad.
Pero el virus ha facilitado un apogeo del poder del Estado. Los gobiernos han concentrado un poder sobre nosotros desmedido y feroz: nos incomunican, amenazan e intimidan, arruinan industrias con sus decisiones antivirales y ahora van a gastar más de lo mucho que ya gastaban. El campeón del estatismo es la izquierda, por tanto un punto para la zurda. El virus es, además, aparentemente igualitarista, un igualador social que jaquea a ricos y pobres, poderosos y desvalidos. Ya sabemos que, en la justicia social de la izquierda, como en la granja de Orwell, unos son más «iguales» que otros, pero ese otro asunto. Tercer rasgo de izquierda: el odio a la globalización económica. Cerrar una frontera económica da placer orgásmico a la izquierda, proteccionista empedernida. La disrupción que los cierres de frontera están provocando en la cadena internacional de suministros y en el comercio es de izquierda. Cuarto rasgo: el virus impide todas las asambleas humanas, menos las marchas feministas. Por último, el virus está provocando tensiones en las parejas que no comparten la misma dosis de pánico. Las separaciones y divorcios son más bien de izquierda.
Empate 5-5. ¿Y el desplome de la economía por el virus? Por el virus... y las decisiones de los gobiernos, que lo han empeorado. Cae la oferta porque se produce menos en vista de las disrupciones productivas y cae la demanda porque la gente sólo compra víveres (algunos nostálgicos del calor humano incluyen los condones en esa definición). Si hay empate a cinco en las características principales, lo hay en las consecuencias económicas.
Desempatemos. ¿Cómo? Digamos que China, que a pesar de ser capitalista está bajo un partido comunista, agravó las cosas al ocultar mucha información. ¿Sexto rasgo de izquierda? Pero es muy probable que la vacuna la desarrolle, en un país capitalista, una empresa privada. Empate a 6.
Lo siento: el virus es ideológica y tercamente ambidextro y hermafrodita.