Por Álvaro Vargas Llosa
ABC, Madrid
Observo quién lo hace mejor en estos tiempos microbiológicos (a juzgar por la exquisita idiotez de ciertos gobiernos, también microcefálicos). Los agrupo en cuatro categorías. Varios podrían estar en más de una categoría, pero elijo una por país.
1.Los científicos. Corea del Sur, Taiwán y Singapur hicieron muchas pruebas rápidamente porque allí muchas empresas invierten en investigaciones científicas y tecnológicas («Investigación y Desarrollo»). Como porcentaje de su economía, esos países invierten el doble que Estados Unidos y el triple que Europa. Y no lo hace el Estado sino las empresas. Ellas realizan el ochenta por ciento de las investigaciones totales, mientras que en EE.UU. y Europa sólo el sesenta y pico por ciento. Peor aún: en EE.UU. o Europa la mitad de lo que invierte el Estado en investigaciones científicas atañe a asuntos militares, lo que empuja a las empresas a hacer lo mismo. En los países «científicos», en cambio, el Estado sólo dedica entre siete y quince por ciento de ese tipo de inversiones a asuntos militares, prefiriendo ocuparse de temas como…el coronavirus.
2.Los inteligentes. Hay dos formas de inteligencia en esta crisis. Una es tratar de actuar bajo el principio de que la inmunidad colectiva es lo único que, en ausencia de una vacuna, derrota los virus. Había que hacerlo, por supuesto, sin provocar más desastres de los que se quería evitar y desafiando a una opinión pública conmocionada que tenía menos paciencia para creer en los virólogos que en sus propios instintos de miedo y supervivencia. Suecia y Holanda, el primero más que el segundo, son ejemplo de países con sentido de inmunidad colectiva (el Reino Unido tuvo que retroceder tras un amago inicial). La otra forma de inteligencia es la de quienes han tratado de hacer compatibles dos cosas contradictorias, es decir el encierro y la libertad de trabajar, procurando evitar la hecatombe económica y social que, en distinto grado, sufrirán España, Italia y Francia (los insignes estatistas de Europa). Ejemplos de esta segunda forma de inteligencia en Europa son: Alemania, Austria, la República Checa, Portugal y Dinamarca. En América Latina lo son Uruguay y Chile. Algunos países árabes del Golfo no están lejos del club.
3.Los ágiles. Ya nadie se ríe de Grecia. Actuó con rapidez eficaz, como lo hicieron algunos otros. Pero en su caso me asombra el contraste entre la tragedia de hace una década y pico, cuando la crisis financiera hizo de Grecia un pordiosero internacional, y su éxito de hoy. El otro caso es el de Nueva Zelanda. Anunció hace poco que había eliminado del todo el Covid-19.
4.Los pragmáticos. Mientras los pomposos daban discursos, libraban guerras de clase y usaban el virus para jugar a ser dioses que rehacen el mundo a su antojo, los calladitos de la clase hacían sus deberes sin aspavientos ni morisquetas. Portugal es el campeón de este grupo, con perdón de los nórdicos y Mitteleuropa, sus compañeros de club.