Por Pablo Arosemena Marriott
El Universo, Guayaquil
El 97 % de las empresas del Ecuador son micro y pequeños emprendimientos. Suman 864.000. Son las que sostienen el país, generando la mayor cantidad de empleo.
Si bien las crisis golpean a todos en el sector productivo, no a todos por igual. En pandemia y con una economía que decrece, comprensiblemente, los microemprendedores y sus familias son los más afectados.
Sucede que mientras en todas partes del mundo se ejecutan soluciones creativas para apoyar y salvar los negocios de los microemprendedores, en Ecuador, el Gobierno en vez de inyectarles liquidez pretende quitarles la liquidez. Concretamente, mediante el cobro anticipado de impuesto a la renta, aun cuando sean emprendimientos que no ganen renta, sino que claramente pierdan dinero este año. Asunto de vida o muerte.
Veámoslo en detalle: el régimen impositivo de microempresas aplica a personas naturales o jurídicas que tengan entre 1 y 9 trabajadores y cuyos ingresos anuales sean menores a 300.000 dólares.
Actualmente, en el catastro de microemprendedores constan más de un millón de personas. Quienes no lograron solicitar hasta 20 días después de la publicación del catastro su exclusión del régimen, deben esperar hasta la próxima actualización que se realiza el mes de septiembre de 2021. En sencillo, quedaron atrapados por un año.
El tema es que muchos contribuyentes no han sido notificados porque la Ley indica que la inclusión o exclusión de oficio se ejecutará sin necesidad de comunicación previa, sugiriendo que los contribuyentes deban estar pendientes de cambios en la página del SRI.
El mundo al revés. El Estado debe estar al servicio del ciudadano, no el ciudadano al servicio del Estado, porque ahí ya no seríamos ciudadanos sino súbditos o esclavos. Y en este caso, una vez más el Estado pone al ciudadano a trabajar gratis para el Estado.
Pero rescatemos lo positivo: microempresarios ya no declararán el IVA e ICE cada mes sino cada 6 meses y ya no serán agentes de retención.
Precisemos lo negativo, la tasa de impuesto sobre la renta es del 2 % sobre los ingresos brutos. Es decir, hay que pagar a pesar de que no se genere utilidad. Socialismo en acción: si ganas pagas, y si pierdes, también.
Pagar el 2 % de ingresos brutos puede resultar atractivo para algunos microempresarios, pero en épocas de vacas gordas. El Estado no pensó en el bolsillo de los microemprendedores en tiempos como estos: vacas flacas.
La propuesta de la Cámara de Comercio de Guayaquil y de la Federación de Cámaras de Comercio del Ecuador es simple: libertad de elegir para microemprendedores. El régimen debe ser voluntario, y consecuentemente, deben actualizar el catastro con carácter de urgente.
Concluyendo, los emprendedores están cayendo al abismo y el Gobierno en vez de darles la mano, les pisa los dedos y mete mano en los bolsillos. Así destruyen empleos. Si no van a salvar, tampoco maten al microemprendedor.
Ecuador necesita menos impuestos y más microemprendedores.
