Por Claudio Zuchovicki
El placer de saludarlos y recibirlos en este espacio. Es el último texto del año y quería empezarlo con la famosa frase de Mark Twain: "No es lo que no sabes lo que te mete en problemas, sino aquello que creías que sabías", simplemente porque muchas veces chocamos con las mismas consignas, no por no saber, sino por la soberbia de pensar que se pueden dominar todas las variables. En economía hay un principio que ningún régimen político pudo vencer, ni siquiera los más tiranos: "Uno puede controlar precio o cantidad, pero nunca ambas variables a la vez".
Si un gobierno pretende controlar el precio, el mercado va a fijar la cantidad. Pueden obligar a un artesano a vender todas sus artesanías, pero no pueden obligarlo a producir nuevas. Simplemente, amigos, una cosa es tener un plan de acción, y otra es tener solo políticas de restricciones.
Recuerden que ya muchas veces le pusimos un precio máximo a la energía, hasta que nos quedamos precisamente sin energía. La Argentina tenía superávit energético y hasta exportábamos a los países vecinos, pero le pusimos un precio máximo a las tarifas y nos quedamos sin inversiones. Terminamos importándola a un precio muy superior y generamos un descalabro en nuestra balanza comercial, y otro descalabro con nuestro déficit fiscal por los subsidios otorgados. Moraleja: controlamos el precio, pero el mercado nos impuso la cantidad, y para conseguir lo demandado tuvimos que pagar el doble de lo que costaba producir la energía aquí. La intención era cuidar los bolsillos de los argentinos, pero terminamos licuando sus salarios por alta inflación. El que tiene plata compra un generador y el que no, se queda sin luz.
Resultado final: se amplió la brecha de la desigualdad.
Le pusimos un precio máximo a la carne, hasta tal punto que dejó de ser negocio la ganadería y los ganaderos se convirtieron en sojeros. Era más fácil exportar soja que arriesgarse a producir alimento para la mesa de los argentinos. El productor agropecuario diversifica produciendo ganado, maíz, trigo, girasol, soja y otros cereales. El maíz y el trigo se utilizan para transformarlos en alimento, como insumos para la harina o para nutrir a nuestros animales. Al fijar un precio máximo a la carne, al pollo, o al pan, dejan de ser rentables para sus productores; por tanto, también ellos se convierten en productores de soja, que, como dijimos, es mucho más fácil de exportar. La intención es cuidar los bolsillos de los argentinos, pero terminamos desabasteciendo a la cadena alimenticia. Para la clase alta el precio de los alimentos representa solo el 10% de sus gastos. Para la clase baja, representa el 80%.
Resultado final: se amplió la brecha de la desigualdad.
Le pusimos precios máximos al dólar, hasta que nos quedamos sin dólares; tanto es así que pusimos restricciones a las importaciones por falta de divisas, desabasteciendo a la industria local de insumos necesarios. La intención es cuidar los bolsillos de los argentinos, pero terminamos desabasteciendo a la industria.
Resultado final: se amplió la brecha cambiaria.
Depender de los precios de las materias primas es una muestra de subdesarrollo, las fábricas de hoy se basan en lo intangible y esto parece tener poco glamour para la política, porque no tienen lugar donde cortar cintas de inauguración y poder sacarse fotos proselitistas.
Tampoco sirve poner un precio máximo a un servicio cuyo valor está en algo intangible. Por ejemplo: necesitamos 6 gramos de café que valen 20 pesos, para servir una taza de café instantáneo en nuestra casa. Si tomamos esa taza de café en un bar de algún barrio probablemente paguemos 90 pesos. Pero pueden llegar a recaudar 220 pesos, si esos gramos de café los ofrecen como si fuera un trago, con nombre exótico o simplemente "late", en una cadena comercial famosa, con nombre difícil de pronunciar, en un salón espacioso, con sillones verdes y con wifi. Además, cuando te sirven el producto nos llaman por nuestro nombre haciéndonos sentir valorados y reconocidos. ¿Se dan cuenta con este ejemplo, quién se lleva la mejor porción en el reparto de ganancias? ¿El que está bajo el sol recolectando los granos de café o el que te vende la experiencia de disfrutarlo?
Es ingenuo fijar un precio máximo a un intangible, porque quizás el cliente valore más la buena conectividad, la infraestructura del lugar y la "experiencia", que el sabor del café.
Amigos, tenemos que entender que la tecnología y los servicios no representan una cuestión de elites, sino que, por el contrario, ayudan a incluir más rápido a los que menos posibilidades tienen. Las billeteras virtuales, los sistemas de pago con un celular por QR nos dan la posibilidad de no usar efectivo y eso ayuda a disminuir el trabajo informal y las coimas para conseguir, por ejemplo, un plan social. Y se evitan robos en cajeros, en las casas.
Sin esta tecnología los más perjudicados son las clases más bajas.
Resultado final: se amplió la brecha de la desigualdad.
Una idea puede ser buenísima pero solo representa el 5% del precio total de un emprendimiento. El 95% del valor está en el coraje de implementar la idea. Para tener coraje de emprender, hay que tener un plan de acción y no solo un listado de restricciones.
En la última nota del año, no puede faltar una historia representativa.
Un joven entra en una farmacia y pide el teléfono para llamar a una anciana que vive en el barrio. El farmacéutico escucha la conversación.
-Buenos días, ¿me podría dar un empleo, por favor? Puedo cortarle el césped de su jardín.
-Ya tengo a alguien que me corta el césped.
-Se lo haría a la mitad de precio del que está pagando ahora.
-Gracias por la oferta, pero estoy satisfecha con el servicio que tengo actualmente.
-Además, cuidaría de las flores y podría convertir su jardín en el más bonito del vecindario.
-No, muchas gracias, estoy muy conforme con mi jardinero actual.
Tras cortar la comunicación, el joven sonríe. Sorprendido por eso, el farmacéutico le dice:
-Me gusta tu actitud, muchacho. Felicidades por tu espíritu positivo. ¿Quieres trabajar aquí?
-No, señor, muchas gracias.
-No lo entiendo ¡Pero si estabas pidiendo trabajo ahora!
-No, señor. Estaba comprobando mi desempeño en el trabajo que tengo ahora. ¡Soy la persona que trabaja para la señora que acabo de llamar!
La dignidad y satisfacción que da el hacer algo bien no se paga con un salario ni con un precio pretendido. Uno no solo debe contemplar el valor que tiene algo para el que lo produce, sino también el valor agregado que produce en el otro. Esta historia representa el valor de un buen servicio y de los beneficios que trae aparejado el pensar en el cliente; esto es un intangible que no se soluciona con la fijación de un precio máximo.
La moralidad del mercado se basa en competir para lograr los mejores productos y servicios al mejor precio. Eso se logra abriendo aeropuertos y permitiendo competir a otras líneas aéreas, y no beneficiando monopolios que generen rehenes y no clientes.
Si no ocurre eso, de nuevo tendremos un resultado final: se amplía la brecha de la desigualdad.
Conclusión: Una de las maneras más simples de imaginar cómo será nuestro país en el futuro es visitar nuestros colegios y universidades para ver cómo se prepara la próxima generación. Si los chicos van solo a la escuela para ser contenidos o, en cambio, para aspirar a mejorar sus posibilidades de obtener una mejor calidad de vida futura.
También es interesante escuchar a nuestra dirigencia y ver si piensan en el desarrollo futuro o si solo están para una revancha contra su propio pasado. Uno puede ser culpable por lo que hace, pero también por lo que NO hace. Por eso, creo que los que tuvimos la suerte de crecer en un ambiente confortable recibimos una educación basada en el progreso. Los que vimos a nuestros abuelos vivir mejor que sus propios padres y a nuestros padres mejor que nuestros abuelos, queremos que los hijos nos superen, y por eso tenemos el deber de dar una batalla cultural, para demostrar que el futuro vale la pena. Incentivar el mérito es constructivo, sin miedo a emprender, aunque el resultado sea incierto. Evolucionar significa que cada generación supere a la anterior independientemente del punto de partida. Dicen que provoca más satisfacción mejorar paso a paso en un flujo constante de superación, que un shock en un momento determinado. Ejemplo: está más satisfecho quien tiene 3 y viene de tener 2, que aquel que tiene 4 y viene de tener 5.
Tenemos el desafío de enseñar que si una persona tiene derecho a algo que no ha ganado, necesariamente requiere que otra persona pierda el derecho a tener algo que ha ganado con su esfuerzo. Tenemos el desafío de enseñar que es necesario separar "negocios de Estado", porque nunca es saludable el capitalismo de amigos.
Millones de gracias por haberme acompañado en este espacio durante este año, aunque más de una vez los haya tentado con un alfajor para leerme. Que tengan un gran 2021 y, como único deseo, "siempre tener la libertad de poder decidir."