Por José Paz Iturralde
En I Macabeos 2 :18-22, dice «Acércate, pues, el primero y cumple la orden del rey, como la han cumplido todas las naciones, los notables de Judá y los que han quedado en Jerusalén. Entonces tú y tus hijos seréis contados entre los amigos del rey, y os veréis honrados, tú y tus hijos, con plata, oro y muchas dádivas. Matatías contestó con fuerte voz: Aunque todas las naciones que forman el imperio del rey le obedezcan hasta abandonar cada uno el culto de sus padres y acaten sus órdenes, yo, mis hijos y mis hermanos nos mantendremos en la alianza de nuestros padres. El Cielo nos guarde de abandonar la Ley y los preceptos. No obedeceremos las órdenes del rey para desviarnos de nuestro culto ni a la derecha ni a la izquierda”.
Es difícil imaginar en estos tiempos semejante demostración de adherencia incondicional a principios como el expresado en este pasaje de la Biblia. Privilegiar los valores y entregarse a una vida coherente, es algo mucho mas pregonado que vivido. Lo regular, lo habitual, es la queja por la corrupción galopante en todos las sociedades…mientras no se es parte del festín.
La capacidad y creatividad de los seres humanos por encontrar razones que justifican los vínculos con la corrupción son infinitos. Mantener las convicciones cuando surgen oportunidades de tener ventajas y atajos por parte del gobierno de turno, es bien difícil. Como alguien decía, en las gélidas aguas del mar del norte es natural mantenerse como una roca de hielo. Pero si también logra mantener ese estado en las calidas aguas del golfo, esto sí es meritorio. Cuando todo alrededor se derrite frente al soberano, seguir siendo firmes es muy digno.
Lo inexplicable en todo esto, no es la corrupción, los abusos frente al derecho y la igualdad ante la ley, sino la osadía con la que se presentan ciertas ideas como “buenas”.
Se difunden como algo natural, y se instalan en todo el ámbito social sin ruido, a la manera como la cacerola se lleva la vida de la rana que no siente el peligro.
Y, así, toda clase de tropelías, excesos e iniciativas pelean el primer puesto en insensatez, mientras los seres humanos nos vamos hirviendo en una cacerola a fuego lento.
Ya es grave que la inmoralidad (a - moralidad, que es peor) gane terreno pero, mas grave aún, es que la pendiente que tira hacia lo más biológico y menos racional del ser humano no tenga o tenga muy pocos defensores dispuestos a salir del nuevo Egipto moral, de la esclavitud y del servilismo para adentrarse en la difícil desierto de la lucha por la libertad y los valores.
En el mundo de los negocios, hay una frase, que dice que a todo segmento o negocio le llega su Uber. Esto quiere significar que no importa el negocio en el que se está, mas tarde o mas temprano alguien en un garage con una estructura mínima y muy buena comunicación y servidores en la nube, va a revolucionar el mercado o alguna parte del mercado con un nuevo unicornio.
La comparación la hago para dar a este panorama un motivo de enorme optimismo. Fueron 600.000 judíos los que salieron de Egipto (éxodo 12:37) y le dieron a la humanidad mandamientos eternos y un manual de instrucciones para la vida civilizada. No mas de 11 discpulos (si sacamos al traidor) quienes continuaron la obra con ninguna conectividad ni redes sociales y el solo instrumento de la convicción. En términos de una sociedad como la planteada arriba, biológica y poco espiritual, compinche de cualquier idea que la aleje del manual de instrucciones dado en “el principio”, mi gran esperanza es que nos encontremos con los Uber de la racionalidad y la sensatez. Ya no se pueden cambiar las cosas con revoluciones violentas, protagonistas ambiciosos por ejecutar programas simples de “metanoias” sobrenaturales o ejércitos ávidos de poder.
Alcanza con que un gran número de pequeños soñadores en un garage y con pocos recursos, pero imbuidos de un gran sentido común y “armas de persuasión masiva” trabajen por ayudar a poner orden y coherencia para nivelar la pendiente.
Cuando el oxígeno empieza a faltar, cuando el abuso de posiciones antinaturales va dejando muchos heridas morales y vacío, surge gente que imperceptiblemente comienza a gestar una revolución que nadie ve al principio. Cada etapa de las diferentes sociedades vivió esto (que no digo sea inexorable, pero que es muy probable). Los griegos, los romanos, los persas y ni hablar de Europa de mediados del siglo XX, llegaron a tales estados de a - moralidad que implotaron o se desvanecieron sin convicciones. EE. UU., gran valuarte de la sociedad civilizada desde el Siglo XX, también da señales de declive que nos tiene a veces en un tenso suspenso.
Vivimos en una sociedad en la que una gran mayoría se expone o compromete su esencia y la fragancia de las verdaderas convicciones a cualquier tufillo irracional y antinatural que aparece. Derechos que no lo son, ideologías que pretenden unir lo que Dios ha separado, el endiosamiento de las masas en una democracia que cree que 50+1 es 100 y que 50-1 es cero, religiones que se mundanizan para atraer jóvenes que buscan respuestas y encuentran solo mas dudas.
Parecen millones (lo son), imponen sus abusos y disparates por la fuerza del número amparados en la creatividad con ausencia de fundamento. Hace unos años, alguien me decía que navegamos en una corriente que se mueve entre la gente inteligente, generosa y capaz pero sin iniciativa y la gente con iniciativa pero desatinada. Pero, y esta es mi posición algo optimista, lo reconozco, tanta estupidez ira encontrando su Uber.
Millones de jóvenes en todo el mundo, con una pequeña laptop y resuelta a vivir en una sociedad abierta y libre, pueden poner en jaque y ayudar a desenmascarar el vacío y la ilusión de una sociedad sin valores, sin Dios, sin una causa por la que valga la pena vivir y…morir.
Bitcoins, criptomonedas, sistemas de comunicación encriptados, inteligencia artificial y big data son como los primeros colonizadores que desembarcan en el nuevo mundo que ya no es físico sino virtual. Ya no hay casamatas que frenen el avance de estos nuevos soldados desconocidos incluso para el mismo Estado que a todo lo jala y engulle. Las nuevas ideas y la nueva revolución se pierden entre bytes y códigos binarios. Nadie esta pensando que detrás de esta revolución (o nadie puede garantizarla) este asegurada una sociedad mas moral y religiosa. Pero sí, mas libre. Tendrán que florecer de nuevo ámbitos donde se transmitan valores de respeto y tolerancia a los proyectos de cada uno, sabiendo que es la mejor garantía de poder cumplir el de uno mismo. Habrá que ser astutos como la serpiente para llegar a la mayor cantidad de plataformas, sitios web, blogs, redes sociales para contagiar y transmitir ideas que aceiten las poleas de la distribcion de creencias tan antiguas y difíciles de difundir como la esperanza.
¿Porque en otras oportunidades, grandes avances en estas ideas finalmente no prosperaron?
A mi juicio, hay un par de causas. La primera, no habia una infraestructura que globalizara información, ventajas y propagación del sistema como lo hay en esta época. Segundo, en los albores de la era industrial donde se expandió una sociedad abierta durante cierto tiempo, la acumulación de capital (y como lógica consecuencia, la calidad de vida) no pudieron expandirse al ritmo de la expectativa social estimulada desde todos los púlpitos pese a las enormes mejoras en la calidad de vida. Resentimientos, envidias y la razonable dificultad de imitar rápidamente y a costos convenientes las nuevas ideas de mercado, fueron demasiado para que se asentara todo lo bueno que sucedía. ¿Cuanto podría tardar una persona de la aldea en construir una empresa? ¿cuanto tardó Steve Jobs, Jeff bezos en construir la de ellos?
Para terminar, “dadme un punto de apoyo y moveré el mundo” se puede parafrasear como “dadme libertad y lo demás depende de mí, de nosotros”. No hay que crear una fabrica. Hay que crear una idea y difundirla.
El camino de la libertad, salvo honrosas excepciones, ha sido muy poco caminado, muy poco recorrido. Se lo tilda de peligroso, de unidireccional (en el sentido que solo beneficia a unos pocos de un segmento social), de mal señalizado cuando, en realidad, es el camino (la highway) que mayor probabilidad de llegar sano y salvo a tus sueños existe. Es tremendo el tiempo que hemos perdido por ir por carreteras angostas (de ideas, de valores, de creatividad), mal señalizadas (dejando que las señales de las regulaciones interfieran con las del mercado) y, claramente, la que mayor cantidad de accidentes (sociales, de recursos, humanos) ha provocado.
Hay una frase que leí ayer que decía que la tentación de estar ocupados solo en las cosas de todos los días, especialmente las del trabajo y las recreativas solamente, impide que nos volvamos locos. Pero la verdad, hacer esto solamente en vez de ocuparnos de otras cosas como el cuidado de la libertad, muestra lo locos que estamos.
Termino con una frase que dice que si perdemos plata no perdimos nada, pero si perdemos el coraje, perdemos todo.