Por Enrique Fernández García
Caido del Tiempo
Todos nosotros estamos embarcados en la modernidad; la cuestión está en saber si lo estamos como remeros de galeras o como viajeros con sus equipajes, impulsados por una esperanza y conscientes también de las inevitables rupturas.
Alain Touraine
Si revisáramos el pasado que tenemos en común, advertiríamos algunos cambios de relevancia. Pienso en las formas de relacionarnos con los demás, fundamentalmente cuando media el ejercicio del poder. Porque no ha existido una fórmula que, como dictado de la naturaleza, nos haya acompañado sin excepción alguna. La realidad humana es, pues, dinámica, resistiéndose al estancamiento que, a lo mejor, anhelan ciertos partidarios del orden extremo. Así, examinando lo sucedido en las diversas épocas, notamos que, en resumen, hemos sido esclavos, siervos y ciudadanos. En otras palabras, no hemos tenido ningún derecho, siendo tratados como cosas; después, merecimos la gracia del señor feudal, quien nos protegía a cambio de trabajar sus tierras; por último, tras profundos conflictos, como las revoluciones modernas, conquistamos un estadio superior. Tenemos ahora libertades, tanto civiles como políticas, ligadas a la condición de ciudadanos.