Por Ricardo E. Calvo MD Ph.D.
El gobierno marxista cubano ha podido lograr un estado policiaco el cual controla casi todas las actividades de los ciudadanos de una manera muy efectiva.
No hay duda que a través de las medidas económicas y políticas tomadas en los albores de la transformación marxista principalmente entre el año 59 y finales del 61 el Partido Comunista Cubano (PCC) logró controlar prácticamente la producción económica de la nación habiendo eliminado ya para entonces la propiedad privada fuente principal de las libertades individuales incluyendo el cambio y límite de moneda en posesión de los ciudadanos.
El liderazgo del movimiento marxista puede jactarse de muchos "logros" socialistas, pero hay dos frentes en el cual el Partido Comunista Cubano (PCC) ha fracasado.
Uno es no haber podido erradicar la devoción de los cubanos a la Virgen de la Caridad del Cobre y sus diferentes manifestaciones.
El otro fracaso, probablemente más insultante que el anterior, es no haber podido erradicar el capitalismo de la Isla. y Ud. dirá ¿cómo? En efecto este último nunca se ha ido de Cuba, aunque se haya ido el Son y si pasas por La Habana ya verás al capitalismo lo "sonriente" que está.
Desde los 90 los cubanos han "dolarizado" el pensamiento económico pues casi todas sus acciones y prioridades se llevan a cabo basadas en el poder adquisitivo de la moneda "del enemigo" que en realidad ha desplazado a la moneda nacional indicando que ese es el medio que se utiliza en los "trueques" que se efectúan de una manera clandestina conocidos como "resolver" (operaciones en el mercado negro).
En Cuba los ciudadanos viven porque existe el "mercado negro". El mercado negro es la manifestación clandestina de lo que en los países con sistema económico capitalista se conoce como "mercados libres" donde opera libremente la ley de la oferta y la demanda.
¿Y dónde encuentra el mercado negro los objetos para negociar? Sencillamente en las fuentes de almacenamiento y distribución de materiales, productos y bienes que están en manos de los dirigentes comunistas. Estos productos son sustraídos por los mismos funcionarios o empleados de los medios de distribución y encauzados al mercado negro donde se valoran dependiendo de lo que los ciudadanos necesitan y desean sin tener en cuenta la opinión de los planificadores centrales del Partido.
“Hemos percibido con dolor, a lo largo de los más de 20 años de período especial, el acrecentado deterioro de valores morales y cívicos, como la honestidad, la decencia, la vergüenza, el decoro, la honradez y la sensibilidad ante los problemas de los demás".
Recordemos las palabras de la máxima dirigencia del PCC en el Aula Magna de la Universidad de La Habana, el 17 de noviembre de 2005, cuando dijo que a esta evolución no podría destruirla el enemigo, pero sí nosotros mismos y sería culpa nuestra, advirtió.
"Así, una parte de la sociedad ha pasado a ver normal el robo al Estado. Se propagaron con relativa impunidad las construcciones ilegales, además en lugares indebidos, la ocupación no autorizada de viviendas, la comercialización ilícita de bienes y servicios, el incumplimiento de los horarios en los centros laborales, el hurto y sacrificio ilegal de ganado, la captura de especies marinas en peligro de extinción, el uso de artes masivas de pesca, la tala de recursos forestales, incluyendo en el magnífico Jardín Botánico de La Habana; el acaparamiento de productos deficitarios y su reventa a precios superiores, la participación en juegos al margen de la ley, las violaciones de precios, la aceptación de sobornos y prebendas, el asedio al turismo y la infracción de lo establecido en materia de seguridad informática".
(Discurso de Raúl Castro Ruz en la sesión de clausura de la Asamblea Nacional del Poder Popular, en el Palacio de Convenciones, el 7 de julio de 2013).
Como el PCC va llegando poco a poco a reconocer que el mercado negro es ahora casi imprescindible para su propia existencia este tiende a enfatizar sus crecientes preocupaciones sobre la corrupción y trata de abandonar algunos de los controles centralizados de la economía estilo soviético e incorporar elementos de un sistema de mercado.
Corría el año 1953 y en el mes de octubre la dirigencia del ataque al Cuartel Mocada en Santiago de Cuba efectuado el 26 de Julio del mismo año pronunció su discurso de auto defensa incluyendo el siguiente pensamiento como guía para el futuro de la nación:
«El porvenir de la nación y la solución de sus problemas no pueden seguir dependiendo del interés egoísta de una docena de financieros, de los fríos cálculos sobre ganancias que tracen en sus despachos de aire acondicionado diez o doce magnates. [...] Y no es con estadistas cuyo estatismo consiste en dejarlo todo tal cual está y pasarse la vida farfullando sandeces sobre la "libertad absoluta de empresa", "garantías al capital de inversión" y la "ley de la oferta y la demanda" como habrán de resolverse tales problemas.»
Muchos años más tarde el 26 de Julio del 2003 y de nuevo en Santiago de Cuba para celebrar un aniversario mas de aquel ataque la misma dirigencia le recordó a todos los cubanos que quizás lo más importante de lo que había dicho sobre el futuro de Cuba lo había enunciado hacia 50 años y que estas frases e ideas describían todo un pensamiento subyacente sobre el sistema económico y social capitalista que debía ser sencillamente eliminado.
Hace algún tiempo el Partido Comunista Cubano (PCC) y su dirigencia reconoció que su sistema socialista económico no ha podido "barrer al capitalismo" de la Isla de Cuba.
En septiembre del 2010 el corresponsal norteamericano Jeffrey Goldberg de la revista "The Atlantic" reporto que durante un almuerzo privado en compañía de la Sra. Julia Sweig (miembro del Consejo de Relaciones Exteriores de los Estados Unidos) la máxima dirigencia marxista cubana les había indicado explícitamente que "el modelo cubano ya NO funciona para nosotros".
El pueblo de Cuba ha oído por décadas la promesa repetida innumerables veces al final de cada discurso político que la causa socialista triunfaría (“Patria o Muerte, Venceremos”) pero al final de la larga jornada la existencia imperecedera del "mercado negro" y su triunfo como manifestación del espíritu indomable de la libre empresa obliga a la doctrina Marxista reconocer después de 60 años la imperante realidad de ese "capitalismo clandestino" y murmurar: "¡No hemos vencido!"