Por Jesús Galindo Noriega y Miguel A. Cervantes
Decía un gran santo, « Despréndete de las criaturas hasta que quedes desnudo de ellas. Porque —dice el Papa San Gregorio— el demonio nada tiene propio en este mundo, y desnudo acude a la contienda. Si vas vestido a luchar con él, pronto caerás en tierra: porque tendrá de donde cogerte. »
Cada vez que hay elecciones en un país, sobre todo Latinoamérica, las naciones no sola están atentas al desenlace para reconfigurar el mapa geopolítico, sutilmente hacen el juego de palanca para apoyar a sus corrientes ideológicas, aunque a veces ya no es sutil meter peso para inclinar la balanza, porque dominar el mapa no ha dejado de ser una lucha constante.
Las elecciones presidenciales de Chile en 2021, se desarrolló en 2 vueltas. Los resultados porcentuales de la primera fueron los siguientes: José Antonio Kast 27.9; Gabriel Boric 25.8; Yasna Provoste 11.6; Franco Parisi 12.8 y Sebastián Sichel 12.8.
En la segunda vuelta de las elecciones, el ganador resultó Gabriel Boric con el 55.87 % vs el 44.13 % de Kast. En una primer fotografía, los votos de los demás candidatos se repartieron con alguna simetría entre los. Como todos los ganadores de elecciones, Boric ya esta muy aplaudido, entonces hablemos del revés de Kast que lo llevó a la derrota.
La oferta política de Kast en la contienda presidencial de Chile a finales del 2021, contenía iniciativas muy favorables para el desarrollo macroeconómico, empezando por la reducción de impuestos, la atracción de inversión nacional y extranjera, esto en pos de posicionar mejor a Chile en el grupo de los países más atractivos para la inversion. Si esta plataforma económica representaba el 90 por ciento de su programa de gobierno, era excelente. Desafortunadamente, el remanente del 10 por ciento era de pésima calidad académica expresado en una especie de panfleto sin mayor importancia ni mayor presupuesto de investigación para cubrir el tema.
Kast quiso proyectar modernidad, siguiendo la moda de ser «políticamente incorrecto», que siendo rebelde al status quo, podía atacar paradigmas establecidos. La postura políticamente incorrecta funciona en el colectivo cuando se tienen fundamentos solidos, pero no cuando los argumentos tienen una pobreza intelectual o improvisada sin sustento. De esa forma, Kast no aportaba nada nuevo, por ejemplo, en el tema de la migración latinoamericana hacia el norte, el candidato solo hizo copiar y pegar argumentos anti inmigración de otros países, como el discurso rayado de que las “elites globalizadas” promueven una agenda de inmigración libre; que la izquierda es promotora de la inmigración y criticó a Bachelet por el aumento de la inmigración.
Esos argumentos son bastante superficiales para un asunto tan complejo, en permanente crecimiento por los apegos sociales y la empatía emocional en torno al dolor humano que a las familias les representa buscar la esperanza que se perdió en sus países. Sin darse cuenta, o probablemente si, Kast estaba creando un dilema binario en el electorado: ser de izquierda es apoyar la inmigración y ser de derecha es estar contra la inmigración, propiciando una enorme confusión no solo conceptual, sino de posturas ambiguas.
Ese 10 porciento a cargo del tema de la migración, envió al cesto de la basura el 90 por ciento de las buenas ofertas, así la izquierda de Gabriel Boric encontró flancos débiles para criticar la campaña de Kast.
Sin asesores acertados, Kast mezcló ideas de libre mercado con ideas populistas de una derecha enfermiza que defiende en forma equivocada el nacionalismo de los Chilenos, sin claridad de principios humanistas del libre mercado. El resultado fue un licuado con mal sabor de boca en las urnas.
El mundo es testigo del sufrimiento del pueblo venezolano, no demostrar empatía publica con esos migrantes, alejó a Kast de posicionarse como una persona humanista, muy al contrario, proyectó una imagen completamente equivocada contra la ola de migrantes. En su cálculo político, le falló la formula al pretender que desprestigiar a los inmigrantes le redituaría boletas electorales. El producto de la formula fue adverso, artistas, intelectuales, y otras personas de organizaciones cerraran filas con Boric.
Otro fuera el destino de Chile, si Kast hubiera alentado al pueblo chileno a solidarizarse con el recibimiento de inmigrantes de países como Venezuela o Cuba, donde se ha practicado el comunismo, ese discurso hubiera fortalecido la carrera de Kast.
Al final de la contienda chilena, la gente ya no escuchaba las buenas propuestas, en la segunda vuelta del proceso electoral, Kast trató de moderar el discurso, pero era demasiado tarde para recuperar la confianza de los electores.
El resultado en las elecciones de Chile, deja un mensaje claro: no basta simplemente combatir el comunismo y hacer amistad con grupos que supuestamente dicen oponerse al comunismo, es necesario un compromiso claro y total a favor del libre mercado.
Kast trató de ser el Bolsonaro Chileno, eso fue la falla del cálculo político, Kast tenía que tomar posición como el Reagan Chileno, con políticas estilo Reagan de reducción de impuestos, mejora regulatoria y empatía por los inmigrantes.