LA HABANA En el chat grupal en Telegram, los mensajes llegan como olas.
“Busco ibuprofeno en suspensión y aceitaminofeno, por favor", escribió una usuaria. "Es urgente, es para un bebé de 10 meses”.
Otros ofrecen medicamentos traídos de fuera de Cuba, y añaden: "Escriba al número directo”. En las listas salpicadas de emojis se venden antibióticos, pruebas de embarazo, vitaminas, cremas para el sarpullido y mucho más.
Comienzo por definir el término multiculturalista: “dícese de las personas que suponen que pueden convivir en la misma nación, y bajo las mismas leyes, con seres que pertenecen a diversas etnias, razas, y lenguas, y que poseen distintas religiones a la habitual del lugar, o ninguna religión, siempre y cuando tengan una actitud tolerante. Deben convivir con aquellos que no le gustan”. Lo contrario es muy fácil.
El problema con los detractores del Bitcóin es que confunden, intencionalmente o por ignorancia, la obra de Satoshi Nakamoto con las demás criptomonedas, siendo esto erróneo y deshonesto intelectualmente hablando.
¿Cuál es el problema de nuestro sistema financiero? Básicamente, que se trata de un sistema híbrido. El dinero nació como un instrumento que facilitaba el comercio y la producción ya en tiempos prehistóricos. Sin embargo, con el crecimiento del estado, el dinero pronto se convirtió en un instrumento de control y monopolización por parte de los estados. Por eso, nuestro dinero y nuestro sistema financiero han llegado a ser elementos cruciales para el poder político.
Como es de público conocimiento tuve tres reuniones muy cordiales por zoom con Javier Milei y Mauricio Macri al efecto de acercar posiciones dado que el primero ha instalado en el nivel político un discurso liberal no visto en los últimos largos tiempos desde la perspectiva moral, institucional, jurídica y económica.
En artículos anteriores hicimos referencia a como la ambición planificadora de la Unión Europea llevó a numerosas contradicciones y medidas contraproducentes que, como era de esperar, resultaron en que buena parte de los resultados previstos no sólo no se hayan llevado a cabo, sino que la situación muy probablemente haya empeorado en muchos aspectos. En este artículo me gustaría hacer referencia a los planes, reiterados en el momento en que escribo estas páginas, de transformar la movilidad individual en eléctrica en un plazo de tiempo relativamente breve (años 2035-2040). Como ya apunté con anterioridad, no me quiero pronunciar sobre si es pertinente o no el cambio, pero si quiero hacerlo sobre la forma en que este se realiza; esto es, a través de la coerción estatal directa, mediante prohibiciones, o indirecta, mediante subvenciones o bonificaciones fiscales, en la línea clásica de la planificación indicativa francesa de los 60, muchos de cuyos practicantes estuvieron entre los fundadores del mercado común, y cuyo legado, como podemos ver, permanece aún a día de hoy en la Unión Europea.