Por Warren Orbaugh
República, Guatemala
Hace 738 años, en 1284, el 4 de abril, moría Alfonso X «el Sabio», rey de Castilla y León. Nació en Toledo en 1221, hijo del monarca castellanoleonés Fernando III y de la princesa alemana Beatriz de Suabia. Su infancia la pasó al cuidado de García Fernández de Villamayor, señor de Villadelmiro y Celada, quien en la corte de Toledo le proporcionó una sólida formación intelectual. Se casó en 1249 con la infanta Violante de Aragón, hija de Jaime I de Aragón, con quien procreó once hijos. Reinó a partir de la muerte de su padre, Fernando III «el Santo», de 1252 hasta 1284 cuando muere a los 63 años, en Sevilla durante una revuelta provocada por la rebelión abierta de su hijo desheredado, Sancho.
Es reconocido, entre otras cosas por su obra literaria, científica, histórica y jurídica. Patrocinó, supervisó y participó con sus escritos y en colaboración con un conjunto de intelectuales latinos, hebreos e islámicos conocido como la Escuela de Traductores de Toledo. Oficializó el castellano con una ingente obra literaria que inicia en buena medida la prosa castellana. Fue un apasionado de la astronomía y durante su reinado se publicó una obra original sobre el tema por dos expertos judíos, Ishaq ben Sid y Yehudé ben Mosé, que intitularon Tablas astronómicas alfonsíes. El trabajo más importante de índole histórica que se escribió durante su reinado fue la Primera Crónica General de España, donde se percibe el término de España como elemento unitario, siguiendo la línea del famoso escritor visigodo Isidoro de Sevilla con sus varias “Laudades Hispaniae”.
Cabe mencionar que en 1935 se le reconoció como astrónomo, nombrando en su honor al cráter lunar «Alphonsus».
En honor a él y como conmemoración suya deseo compartirles uno de sus escritos:
«Cuántas son las maneras de la amistad
Aristóteles, que departió naturalmente acerca de todas las cosas de este mundo, dijo que eran tres las maneras de la amistad: la primera es de natura; la segunda es la que el hombre tiene con su amigo por el largo tiempo, por bondad que ha vivido con él; la tercera es la que tiene el hombre con otro, por algún pro o por algún placer que recibe de él o espera recibir.
La amistad de natura es la que ya tiene el padre y la madre con sus hijos, y el marido con la mujer; y ésta no solamente existe entre los hombres que poseen la razón sino también en todos los otros animales que pueden engendrar, porque cada uno de ellos ha tenido naturalmente amistad con su compañero y con los hijos que nacen de ellos. Y la amistad existe también según natura entre los que son naturales de una tierra, de manera que cuando se encuentran en otro lugar extraño sienten placer unos con otros, y se ayudan en las cosas que les son necesarias, como si fueran amigos de muchos años.
La segunda manera de amistad es más noble que la primera, porque puede existir entre dos hombres que sienten bondad entre sí; y por tanto es mejor que la otra, porque nace de la sola bondad, mientras que la primera nace de la deuda.
La tercera manera de la que hablamos no es verdadera amistad, porque aquel que ama al otro por el beneficio y placer que espera sacar de él, una vez que se acabe ese placer que espera recibir del amigo, desátase inmediatamente la amistad que había entre ellos, porque no estaba como raíz la bondad.
Y aun hay otra manera de amistad según la costumbre de España, la cual establecieron antiguamente los hijosdalgos entre sí: consiste en que no se deben deshonrar ni hacer mal unos a otros, a menos que se acabe la amistad y haya antes un desafío.»
