Por Rosendo Fraga
La calidad democrática es un concepto sobre el cual se desarrollan índices comparativos entre los distintos países del mundo. Uno de los más destacados es el que realiza la revista británica The Economist, pero también hay otros, como el Índice de Transformación Bertelsmann (BTI por sus siglas en inglés) de Alemania.
Estos índices permiten también realizar comparaciones entre regiones, como es el caso de América Latina y Asia. La primera pertenece al llamado Occidente, integrado por el continente americano y el europeo.
El concepto geográfico es claro, también el histórico y cultural. Hoy tiene algo menos del 20% de la población mundial, porcentaje que está decreciendo en momentos en que India pasa a ser la primera población mundial, superando a China.
Tomando el primero de los índices mencionados, sobre 167 países, sólo 24 son considerados “democracias perfectas” (con puntajes de entre 8 y 10 puntos), la mayoría de ellos de Europa. De América Latina sólo tienen esta calificación Uruguay, Costa Rica y Chile, y de Asia, Corea del Sur y Japón.
El segundo grado de calificación es el de “democracia imperfecta” (con puntajes que van de 8 a 6). En ella se ubican 47 países. Entre ellos se encuentran los tres más relevantes de América del Sur: Argentina (con una población de 46 millones), Brasil (con 209 millones) y Colombia (58 millones). También dos importantes de Asia, como India (que tiene una población de 1.400 millones) e Indonesia (279 millones).
El tercer grado de la calificación es el de “régimen híbrido”, donde se ubican 35 países con puntajes que van de 6 a 4. Entre los más importantes de ambos continentes se encuentran México en América Latina (con una población de 131 millones) y Pakistán en Asia (con 241 millones).
El Índice Bertelsmann coincide exactamente con la calificación de The Economist. A la calificación de “democracia imperfecta” la llama “democracia limitada” y a la de “regímenes híbridos” la denomina “democracia muy limitada”. Pero ambos índices ponen los países mencionados dentro de las mismas categorías, coincidiendo plenamente.
En los últimos tiempos se ha generalizado la tesis de que la democracia es un sistema político que diferencia a América y Europa del resto del mundo, donde predominarían los autoritarismos. Pero este tipo de calificaciones plantean una visión distinta, o por lo menos más matizada. Occidente, sumados América en su totalidad y Europa, reúne aproximadamente 1.800 millones de personas, y de Asia, sólo la India e Indonesia tienen sumadas una población de 1.700 millones. En ambos casos, son aproximadamente un quinto de la población mundial. Pero Occidente está representado por ochenta y cinco países y no dos, como en el caso de los dos asiáticos mencionados.
Respecto a Asia, cabe señalar que India es el país más poblado del mundo e Indonesia el cuarto. Aquí surge la cuestión central: la democracia no es un sistema de Occidente frente al autoritarismo del mundo no occidental. En una elección india votan más personas que en América o Europa.
Pero además las llamadas “potencias autoritarias” por Occidente son en realidad una de Europa (Rusia) y otra de Asia (China). La primera es occidental por historia, cultura, religión y geografía, más allá de la guerra de Ucrania, que en realidad es una contienda militar intraeuropea. La visión de que la democracia y el capitalismo son sistemas característicos de Occidente hoy es discutible. En Asia puede plantearse que países como Japón y Corea del Sur tienen un modelo de libre mercado, mientras que China lo tiene de capitalismo de Estado. En lo económico, la propiedad privada es reconocida cada vez más y no cada vez menos en Asia.
Hacia el futuro, las tendencias demográficas son claras. La quinta parte de la humanidad que hoy es Occidente, disminuirá como porcentaje en las próximas décadas: posiblemente llegue al 15% antes de 2050. Fuera del mismo, la situación será dispar.
El hecho de que India acaba de superar a China en cantidad de población, indica las diferencias en este continente, entre esta última, cuya población se ha frenado, y la India, donde sigue en crecimiento. África muestra un aumento poblacional fuerte y homogéneo, que aumentará su significación en las próximas décadas.
La democracia como sistema político, hacia el futuro, depende de que logre demostrar su capacidad de gobernar fuera de Occidente.
La religión es un factor relevante en la cultura y la civilización. El cristianismo (católico, protestante y ortodoxo) seguirá siendo dominante en Occidente, más allá de la secularización que se está dando en Europa.
La India, por su parte, tiene una amplia mayoría hinduista, que supera los 1000 millones de personas, conviviendo con una minoría musulmana de 260 millones. Indonesia, a su vez, es el país musulmán con mayor población, y también funciona como una “democracia imperfecta”.
Se da la circunstancia de que al analizar la democracia en América Latina y Asia, surge que tienen la misma calificación en cuanto a calidad democrática los países latinoamericanos con los mencionados de Asia, y ello se da aunque las diferencias culturales evidenciadas en materia religiosa sean múltiples y diversas.
