Por José Azel
Ya conoces a este tipo de personas. Son aquellas que creen tener todas las respuestas y nunca se han encontrado con un problema que no supieran resolver. Son los sabelotodo. Desprecian las opiniones de los demás, se sienten superiores y no están dispuestos a escuchar a nadie. Piensan que ya tienen todo el conocimiento que podrían necesitar, y creen sinceramente que saben más que nadie sobre cualquier tema. ¿Los reconoces? Los sabelotodo abundan en mi tribu.
Los sabelotodo sufren un sesgo cognitivo que los psicólogos llaman efecto Dunning-Kruger. Según los psicólogos sociales David Dunning y Justin Kruger, este sesgo es el resultado de una ilusión de personas incapaces de reconocer esa carencia. Es decir, sobrestiman su baja competencia con un exceso de confianza. En los estudios del efecto Dunning-Kruger, las personas que obtuvieron las puntuaciones más bajas en las pruebas de razonamiento lógico y gramática tenían una opinión muy elevada de sí mismos.
Consideremos el caso ya clásico de McArthur Wheeler. En 1995, McArthur Wheeler robó dos bancos, uno detrás del otro, a plena luz del día. Wheeler no llevaba máscara ni ocultaba su rostro. La policía puso su foto en las noticias de la televisión local, lo que condujo a su inmediata detención. Wheeler se sorprendió de haber sido identificado, y le dijo a la policía: Pero, si yo me embarré la cara con jugo de limón.
Durante el interrogatorio, Wheeler dijo a la policía que se había frotado la cara con zumo de limón para hacerla invisible a las cámaras de seguridad. Wheeler se enteró que el zumo de limón podía utilizarse como tinta invisible y supuso que haría su cara invisible a las cámaras.
Los psicólogos Dunning y Kruger obtuvieron el premio Ig Nobel (premio Innoble) por su trabajo en el caso Wheeler. El premio Ig celebra investigaciones que al inicio hacen reír y luego hacen pensar.
Consideremos también el extraño caso de la Universidad de Liberia, una institución de enseñanza superior de 18,000 estudiantes fundada en 1862. La Universidad de Liberia es la escuela más antigua en África Occidental y está acreditada por la Comisión de Educación Superior de Liberia.
En 2013, casi 25,000 estudiantes se presentaron al examen de ingreso para la universidad, y ninguno lo aprobó. No sé qué pensar de ese impresionante fracaso, pero el efecto Dunning-Kruger debe estar en juego en alguna parte del sistema educativo de Liberia.
Con frecuencia encontramos sabelotodos en los debates sociopolíticos y económicos, donde exhiben su prisa por excluir y su personalidad autoritaria. Los estudiosos, como la economista del comportamiento Karen Stenner, que investigan rasgos de la personalidad, han identificado una predisposición autoritaria en quienes favorecen la homogeneidad y el orden.
Esto contrasta con la predisposición libertaria que favorece la diversidad y la diferencia. En la terminología de Stenner, el autoritarismo no es político y es distinto al conservadurismo. El autoritarismo atrae a los sabelotodo porque ellos tienen dificultades con la complejidad. Los sabelotodo buscan soluciones políticas que los haga sentir más seguros. Stenner sostiene que aproximadamente un tercio de la población de cualquier país tiene esta predisposición autoritaria. Yo añado que los sabelotodo tienen una predisposición autoritaria hostil a la democracia.
En sociedades cerradas, el paso a la democracia puede ser, como dice Stenner, complejo y aterrador para quienes no están acostumbrados a la disidencia pública. Además, las instituciones clásicas de la democracia se desarrollaron durante una época con tecnologías de la información limitadas y muy diferentes a las de hoy. Esas instituciones democráticas no fueron diseñadas para tratar con los sabelotodo de hoy en día, que prefieren una única narrativa autoritaria.
Todos tenemos puntos ciegos en nuestros conocimientos y opiniones. Pero los sabelotodo, afectados por el sesgo cognitivo del efecto Dunning-Kruger, son ciegos a su propia ceguera. La falsa certeza de sus juicios les impide cambiar sus posiciones cuando encuentran pruebas contradictorias. Como nos recordaba Charles Darwin, la ignorancia motiva más confianza que conocimiento . Ya los conocemos.
El último libro del Dr. Azel es “Libertad para novatos”.