Por George Youkhadar Allis
Mucho se ha escrito respecto los procesos de lo que se ha entendido como offshoring o relocation y nearshoring en los últimos años, producto de los cismas geopolíticos y geoeconómicos que han surgido en la última década. Así como del resultado de las vulnerabilidades que demostró el efecto negativo de la pandemia del Covid-19, en las cadenas de producción y suministros globales de bienes y servicios.
¿Qué son el offshoring y el Nearshoring?
No obstante, cabría aclarar sucintamente en qué consisten desde el punto de vista conceptual estos procesos que están altamente superpuestos. Comencemos por definir lo ¿qué es el offshoring o deslocalitation, que en español se le conoce también como deslocalización? Este es un mecanismo que ha consistido en trasladar una parte del modelo del negocio de una empresa, sea de producción de bienes o de servicios, al extranjero.
En lo referente a lo que se entiende por nearshoring, concepto que lleva implícitos componentes del offshoring recién definido, debemos aclarar previamente que no es un concepto nuevo, sino que a la luz de las actuales coyunturas geopolíticas y geoeconómicas de alcance global ha cobrado relevancia como respuesta empresarial a las mismas. Aclarado esto, definiremos al nearshoring, grosso modo, como una estrategia en que las empresas buscan reconfigurar sus cadenas de valor, haciéndolas en términos geográficos más cortas. De este modo, acercan sus centros de producción de bienes y servicios, a sus principales mercados finales de consumo. Si contrastamos este modelo de producción con el de offshore, observamos fácilmente que sus centros de producción son ubicados en un tercer país sin importar la cercanía geográfica de sus principales mercados de consumo global con respecto a su clúster de producción.
¿Qué es la cadena de valor?
Siguiendo con el orden de ideas conceptuales arriba expuestas con el fin de entender mejor el objetivo que implícitamente persiguen las empresas cuando adoptan decisiones estratégicas, sean de nearshoring o de offshoring, tendremos obligatoriamente que abordar sucintamente el concepto de cadena de valor y su importancia medular en la competitividad de las empresas. La cadena de valor es el modelo empresarial utilizado para examinar todas las actividades que realiza una empresa, que pueden ir desde la concepción de una idea para la creación de un producto o servicio, a la transformación de éstos, pasando por el marketing del producto en su mercado final, hasta los servicios posventa.
Fines de la decisión de inversión
Las decisiones estratégicas de competitividad empresarial adoptadas por las empresas dentro de sus estrategias sean de offshoring o de nearshoring, llevan implícitamente, tanto de manera tácita como expresa, el objetivo de mejorar la competitividad de las mismas. Así, mejorarán su rentabilidad como fin último, a través de la reducción de los costes de producción, el acceso a nuevos mercados y talentos, el acercamiento de sus centros de producción al territorio de sus principales mercados de consumo, el aprovechamiento de las ventajas que ofrecen en materia de aranceles los tratados de libre comercio existentes entre ciertos países o bloques comerciales para el acceso a sus mercados. Así mismo, tenemos que tener en cuenta el atractivo que ofrecen en términos de recursos naturales o de mano de obra altamente calificada algunos países, sin dejar de mencionar, entre otros factores, los clásicos estímulos fiscales que suelen ofrecer los gobiernos para atraer la inversión extranjera directa a sus respectivos países, entre otras variables que suelen ser consideradas por las empresas a la hora de elegir una de las estrategias en cuestión. Todos estos elementos contemplados en los patrones del libre mercado en menor o mayor grado.Nuevo entorno Internacional
En los últimos años han sucedido hechos relevantes en el ambiente internacional, como ya lo hemos señalado, que han favorecido un modelo de integración comercial orientado más hacia el nearshoring, con un alto contenido político y por ende de intervención estatal. Entre los hechos acaecidos, han destacado los cambios en las actitudes del electorado en países de occidente hacia la globalización.
También el cierre de los mercados impulsados por las guerras comerciales producto de los movimientos en la geopolítica global, como el escenificado por los conflictos entre Occidente, China y Rusia, la guerra en Ucrania, el actual conflicto en el Mar Rojo y sus secuelas en el tráfico marítimo mundial. Del mismo modo, inciden las restricciones a la movilidad comercial, el cierre de fronteras y las disrupciones generalizadas en el comercio internacional que trajo la pandemia del COVID-19. Acontecimientos estos que han producido un duro golpe a la integridad de las cadenas de valor globales.
Ante este tipo de conflictos, el modelo de producción de nearshoring adquiere relevancia. Privilegiando este, la resiliencia y seguridad del comercio internacional, sobre los principios más elementales, tanto económicos como financieros, de libre mercado, basándose en los cuales se había sustentado la dinámica del comercio global hasta ahora. Hechos estos que han venido a cuestionar la sostenibilidad de los modelos de producción offshore en las cadenas de valor intercontinentales.
Geopolítica
Ante estos escenarios, tanto las empresas globales como los gobiernos de los países desarrollados, principalmente, asumieron como un riesgo demasiado elevado el tener cadenas de suministro intercontinentales ante una disrupción catastrófica. En este sentido, la necesidad de proteger industrias estratégicas nacionales por cuestiones de seguridad nacional ha pasado a ser una nueva prioridad para occidente. En especial lo es para los Estados Unidos, dentro del marco de sus conflictos geopolíticos y geoeconómicos con China y Rusia principalmente.
Como puede apreciarse, estas tendencias geopolíticas son estructurales y, por lo tanto, determinaran la reordenación de las relaciones comerciales y económicas de este siglo. Lo cual nos plantea las siguientes interrogantes, ¿será el fin de la globalización, tal como se le conoce hoy en día? ¿O en el mejor de los escenarios una transición hacia un modelo de bloques comerciales regionales con sus siguientes costos económicos a nivel mundial?
La reubicación de la actividad económica
Tal vez la respuesta a estas interrogantes, este en los efectos ambivalente que el proceso incipiente de nearshoring ha traído aparejado. Pues, por un lado, le ha brindado la oportunidad a algunos países de beneficiarse de la misma, en el caso de la América Latina podemos mencionar principalmente a México, por su pertenencia al bloque de libre comercio con los EE.UU. y Canadá, conocido como T-MEC, Brasil por su potencial industrial principalmente en el sector automotriz y Costa Rica nación que ha demostrado tener ciertas ventajas competitivas en algunos sectores económicos a pesar del pequeño tamaño de su economía, con una mano de obra bien calificada, y su cercanía geográfica a América del Norte con acceso al océano Atlántico y Pacífico, no en balde ha sido a nivel mundial en mayor país receptor de la inversión extranjera directa en términos de la relación PIB y acogimiento de la misma.
Sin embargo, el nearshoring también representa graves desafíos para el mundo empresarial global, pues la reubicación de sus centros de producción a escala mundial, al margen de los estímulos gubernamentales y cercanías a los centros de consumo, también tienen su propios riesgos y desafíos, entre los cuales se pueden mencionar los factores: socioculturales e idiosincráticos hacia la inversión extranjera directa en las respectivas sociedades potencialmente receptoras de esta, sumado a los propios riesgos políticos y económicos que inherente e inevitablemente existen en los potenciales países receptores de este modelo.
Backshoring
No obstante, como reflexión final al modelo del nearshoring debemos señalar que este, no es la única alternativa dentro de este complejo proceso de reconfiguración mundial de las líneas de producción de bienes y servicios globales, pues existen alternativas como el reshoring, también conocido como backshoring, que, en lugar de tercerizar la producción en países cercanos, esta regresa a los países industrializados de origen. Opción que en algunos casos puede ser económicamente viable con el uso de tecnologías intensivas en capital que reduzcan el costo laboral, y con un entorno de estímulos fiscales y apoyo gubernamental que impulse este modelo dentro del marco de políticas intervencionistas y regulatorias que trastocan principios del libre mercado.
Secuelas finales
El resultado sería un mundo menos globalizado y con menor integración comercial, con la consiguiente pérdida de eficiencia e incremento de costos de los bienes y servicios, a escala mundial, así como una mayor intervención y discrecionalidad gubernamental en el entorno empresarial global, lo que terminaría de minar los fundamentos de libertad y eficiencia de los mercados globales.
Generándose un efecto inevitablemente pernicioso para la gran mayoría de los países del mundo, en especial para los más pobres o en vías de desarrollo, al dejar de ser potenciales centros de producción global de bienes y servicios. Pues muy pocos de esos países podrán aprovecharse del modelo de nearshoring y mucho menos del, reshoring o backshoring, debido a sus respectivas posiciones geográficas y entornos geopolíticos. Con la consiguiente pérdida de empleos, e ingresos para los mismos.
El autor es abogado y politólogo mención Relaciones Internacionales (UCV) cuenta con postgrados en: Negociaciones Económicas Internacionales del Instituto de altos Estudios Diplomáticos Pedro Gual, y es MBA y Máster en Finanzas (FEN de la U. de Chile).