Por Álvaro Vargas Llosa
La oposición venezolana se ha visto seriamente debilitada en los últimos meses. Se debe en parte a que la brutal dictadura de Nicolás Maduro ha sobrevivido con el apoyo de Cuba, Rusia, Irán y, en cierta medida, China a todos los intentos por derrocarla. Pero alguna responsabilidad les cabe a los propios líderes de la oposición, que han dedicado una cuantía desmesurada de tiempo a las luchas internas por el poder y, en algunos casos, han participado en actos de corrupción que han empañado su imagen.