Por Antonio María Delgado
El Nuevo Herald
El empresario venezolano venía a comprar mercancía para reponer sus agotados inventarios y quizás asesorarse con un abogado sobre cómo emigrar a Estados Unidos.
Pero lo que obtuvo al bajarse del avión fue un boleto para ir directo a la cárcel e ingresar en un laberinto legal del cual aún no logra salir pese haberle costado más de $15,000, que a duras penas sus familiares lograron reunir en Venezuela.